Reflexión sobre el
amor
Aquí estoy de nuevo mis fieles lectores, enfrentándome una vez
más a la terrible página en blanco, la cual tengo que rellenar. Y aunque a veces
me salga peor, y otras mejor, escribir es una de mis aficiones favoritas y mi
forma peculiar de desahogarme con el mundo entero, de plasmar lo que no me
atrevo a decir en voz alta. Hoy me ha dado por pensar en el amor, ¡hace tanto
tiempo que no me enamoro de verdad que hasta a veces creo que he olvidado lo que
se siente!
Por supuesto, unos me han hecho “tilín”, otros me han llegado a
gustar, y he podido considerar a alguien “un poco especial” (sólo un poco, no
vayamos a emocionarnos), pero ese amor, por el que nos pasamos los días
suspirando, por el que seriamos capaz de matar (exagerando estoy, claro está),
que no cambiaríamos nunca por nada ni por nadie, que ansiamos que sólo sea
nuestro… ¡Hace tantos años que no siento todo esto por alguien, que hasta a
veces me da pena! Todos los hombres que han pasado por mi vida, aunque hayan
sido relaciones efímeras y no hayan sido grandes amores, me han enseñado siempre
algo (y es que nunca te irás a la cama sin aprender algo nuevo).
Todos me han marcado un poco, y de todos guardo algún recuerdo,
por muy pequeñito que sea (siempre intento quedarme con lo bueno, por muy mal
que hayamos terminado o por muy grande que haya sido la decepción). ¡Y es que el
amor es un tema tan difícil! Un día prueba a preguntar a tus amigas si alguna
vez se han enamorado. Algunas te dirán que ninguna vez (eso es ir de dura, ¡no
me lo creo!), otras que 1 ó 2, y otras que ¡hasta 4 ó 5! (típicos enamoradizas u
obsesivas ¡eso no es verdadero amor!) Desde mi más humilde opinión, a veces
tenemos a la persona perfecta delante, y si le diéramos una oportunidad quizás
conoceríamos el amor de nuevo, pero la mayoría de veces somos nosotras mismas
los que nos cerramos al amor.
Quizás por el miedo a que nos decepcionen (yo llevo una
temporada que cuando intento conocer a alguien para algo más ¡chasco!), por el
miedo de perder nuestra ansiada libertad, o por el miedo que otra persona sea
demasiado importante en nuestra vida… excusas hay 1000. Una de mis mejores
amigas siempre me dice: “quiere a quien te quiera”… ¡pero es que eso es tan
difícil! Preferimos querer a quien nos hiere, y herir a quien realmente nos
quiere. ¡Qué complicado es esto del amor! ¡Y yo no quiero complicaciones! Por
ahora mejor me quedo como estoy…