Se puede medir –pregunto- el deseo…
como si fuera una parcela de tierra, una ruta, una pared? ...
Tal vez el deseo si,
el deseo aumenta o disminuye con el tiempo…
Para serte franco, te diría que
después de algunos años,
el deseo se achica como esas prendas de pura lana
que se encogen inexorablemente
cuando se lavan demasiadas veces y sin cuidado…
… Pero, tú no me preguntas cuanto te deseo,
me preguntas
cuanto te quiero. Te diré…
Te quiero hasta donde te quiero,
pero no sé si es hasta aquí,
donde hemos llegado o hasta allá donde termina el camino...
A veces te quiero hasta el cielo
y más de una vez, hasta el infierno…
Te quiero de cerca y mucho más de lejos, por que estando
de lejos, además de quererte, te extraño.
Te quiero del derecho y del revés,
de la cabeza a los pies…
siempre me gustaron tus pies…
Te quiero mientras duermo porque te sueño, y especialmente
cuando me despierto y te veo al lado mío…
tengo suerte –pienso- no se ha ido…
Te quiero en la salud y en la enfermedad,
en el bien y en el mal…
hasta que el desamor o algún intruso nos separe,
aunque no te lo haya dicho ante un juez
ni frente a un altar, así te quiero…
Pero además de quererte también te deseo
y eso nunca me lo preguntas...
Te quiero, como nunca he querido a nadie, en mi vida...
Gian Franco Pagliaro