Con claridad y sin embages, este refrán parroquiano recuerda que no sólo hay que decir las cosas justas, sino de la manera adecuada para que lleguen al auditorio. Muchos predicadores (y por extensión, cualquiera que quiera comunicar algo) se despreocupan de la capacidad de atención de su público y lo único en lo que se afanan es en expresarse de forma en que ellos mismos queden satisfechos.
Cele -Celestino-
Benedicam Dominus, qui tríbuit mihi intellectumi providebam Deun in conspéctu meo semper, quóniam a dextris est mihi ne commóvear.
¡¡¡Oleeeeeeeeeee... Alleluia!!! Y despues del latinajo soltao por Cele, yo MIAU, pongo la musica, apropiada al tema que concurre el mensaje, y espero que no se duerman porque la cosa merece oirla. Que no vaya a tener yo que utilizar mis uñas. Y el que advierte no es traidor. ¿Compendreis? Po ezo.