Estamos tan acostumbrados a pedir felicidad, éxito y fortuna, que nos olvidamos de pedir lo mas importante: humildad, fortaleza, y sinceridad.
Señor: Ayudame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. Si me das fortuna, no me quites la felicidad. Si me das fuerza, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayudame siempre a ver el otro lado de la medalla. No me dejes inculpar de traición a los demas por no pensar como yo. Enseñame a querer a la gente como a mi mismo, y a juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo. Ni en la desesperación si fracaso.
Mas bien recuerdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséname que perdonar es lo mas importante del fuerte, y que la venganza es la senal primitiva del debil. Si me quitas la fortuna, dejame la esperanza. Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar del fracaso. Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme. Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de Ti, Tu no te olvides de mi.
"Vosotros tambien, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.