Entonces
la naturaleza levantando su gran voz, dijo: Hombre, no oses
compararte
conmigo, porque tú eres pequeño y pasas y yo perduro en
el Tiempo».
—Schartz.
Yo iba en
las mañanas
a bañarme al río,
con un bravo mozo
compañero mío.
Se
llamaba el río
el «Zoromantiel»;
mi mejor amigo
era el mozo
aquel
Pero una
mañana
el mozo no vino;
yo fui hasta su casa,
cerca del camino,
¡y
lo hallé tendido
en un ataúd,
con sus cuatro cirios
y una vieja
cruz!
Pasaron
los años;
me alejé de aquella
tierruca, que lejos
la soñé más
bella.
Y cuando una tarde
de nuevo volví,
ni me recordaban
ni la
conocí
Pregunté a los viejos
si me daban cuenta
de
aqueste pasaje
que mi musa cuenta;
todos me miraron
sin me
responder,
nadie se acordaba
ni de mí ni dé él.
¿Ya que no
hay memoria
del amigo mío,
no sabréis decirme
el nombre del río?
Y
mozos y viejos...
todos a la vez,
dijeron en coro:
el
«Zoromantiel».