EL DAÑO DE LAS PALABRAS
Hay un proverbio castellano que dice:
Los palos y las piedras podrán romper mis huesos,
pero las palabras nunca me podrán hacer daño.
¡Totalmente falso!
Las palabras pueden hacer un daño silencioso,
incluso a nivel físico.
Cuando alguien te decepciona o te injuria, la ira o el
miedo que alimentas dentro de ti producen profundos
cambios en tu ritmo cardíaco y en tu tensión arterial.
Tu cuerpo se prepara para luchar o para huir.
En casos extremos se pueden producir ataques cardíacos,
resultado de haber escuchado palabras crueles o de haber
presenciado sucesos horribles.
El dolor es una importante válvula de seguridad.
Si recibes una cortada en una pierna, el dolor que sientes
te avisa del mal y te recuerda que tienes que ser mas cuidadoso.
Te hara ir corriendo en busca de un ser querido para que te
consuele; o en busca de un médico para que te ponga unos puntos.
No es malo el sentirse airado cuando alguien te ha herido.
Es una reacción normal e indica una sana personalidad.
Si el asunto ha sido trivial o de poca importancia, lo único que
necesitas es, simplemente, admitir ese sentimiento y controlarlo.
Pero, cuando la herida ha sido más seria, es fácil que necesites ayuda.
Hasta conviene manifestárselo a alguien para que pueda animarte
y ayudarte. Frecuentemente, el hablar de ello con la persona que nos
ha herido, puede llevamos a la reconciliación. Normalmente, esto sera
suficiente para aliviar gran parte del dolor de la herida e iniciar una
recuperación rápida, algo así como ocurre tratada una herida bien
desinfectada y que pronto sanará. Este es el mejor sistema de curación.
Pero, suponte que el uno no quiere hablar o el otro no quiere admitir
que existe un problema.
La herida no se cura. El resentimiento se encona. Cada vez que piensas
en ello, se te revuelve tu interior. Y va penetrando en tu personalidad
y comienza tambien a enturbiar tus relaciones con los demás.
"No volveré a confiar en nadie piensas y comienzas a distanciarte
tambien de los demás".
Si el resentimiento es profundo, puede llegar a afectar el cuerpo.
Los médicos saben que los pacientes crónicos empeoran cuando
abrigan en su interior, un resentimiento mal curado. Y así, la
irritación puede ser buena al comienzo, pero una ira permanente
si no es curada, puede ser ciertamente, muy peligrosa.
|