El joven enamorado llegó, con el corazón palpitante, ante la casa de su enamorada y llamó a la puerta.
-¿Quién es? –preguntó una voz desde dentro.
-Soy yo.
El silencio fue la respuesta y la puerta no se abrió. El joven quedó profundamente consternado y se retiró pensativo. . ¿Por qué su amada no le abría la puerta? ¿No habría reconocido su voz? ¡Qué misterios los del amor! Tras larga reflexión, volvió a llamar a la puerta y oyó la misma pregunta:
-¿Quién es?
-Soy tú –respondió.
Entonces la puerta se abrió.