DICIENDO LA VERDAD - Segunda parte
Un soldado que hacía la mili en Melilla, vuelve a la península de permiso,
y le lleva a su hermana un corte de tela para que ella se haga un vestido.
Al llegar a la aduana, observa que un policía cacheaba a los pasajeros, por
si llevaban artículos que no podían pasar. El soldado ante el temor de que
le incaute la tela, vio a un sacerdote que también volvía, y le contó la
historia de la tela que llevaba para un vestido para su hermana, y el temor
que no pudiera pasarlo por la aduana. El sacerdote conmovido, se puso
la tela debajo de la sotana.
El pasar por la aduana, el policía le pregunta al sacerdote si tenía algo
que declarar. El sacerdote muy amable le dice:
--Hijo, yo como sacerdote, no te puedo mentir. Te diré que, de cintura
para arriba, no llevo nada, pero de cintura para abajo...¡llevo tela!
El policía molesto por la explicación, le contesta al sacerdote:
---Eso para su hermana, señor cura.
El sacerdote sonriente, le replica:
---No, hijo, es para la hermana del soldado que va ahí delante.
Perdona. amiga Sila, pero tu escrito me ha recordado esta historia.