Hoy te veo en la penumbra, allá en lo espeso de la oscura sociedad, plasmando ideas en el muro de mentiras que sostiene este mundo... A veces me dan ganas de "fumarme" mis sentimientos hasta convertirlos en cenizas. Porque a veces solo veo oscuridad. ¿Por qué ese anhelo mío de amar lo que es imposible alcanzar? A veces me escondo y aparezco como un gigante enojado lleno de fuerza y de vigor, pero sabiendo que solo soy como un chiquillo con temores más grandes que la fuerza que intento demostrar. A veces ni parpadeo, solo mirando hacia el vacío que atormenta mi alma y reflexionando en las angustias que domina mis palabras. Cuantas veces siento que ha llegado el final, he encontrado mi amargo destino y lloro, no de temor ni de angustia, solo lloro... y no sé por qué. A veces me siento muerto, como si hubieran robado mi alma y que han invadido mi cuerpo, sintiéndome un ente sin vida que camina sin mirar, que soy víctima de mi propia trampa. ¿Ahora que me siento muerto me hablarás? Espero que tus palabras cobren vida y no se vayan con el viento, te espero y que mi alma renazca cual fénix de las llamas que me consume y así vivir contigo sin separarme de ti. Y me duele que la vida sea injusta, me duele que la vida me haya hecho pasar por esto de tenerte y no tenerte. Pero no sé que hacer: si espero, moriré; si me alejo de ti, moriré. Estoy en tus manos, Dios mío, no tengo a nadie más que me ayude. Te entrego este asunto, Señor, para que Tú te hagas cargo. Y aunque las repuestas que me des sean confusas, seguiré esperando en Ti porque Tú eres el único que puede hacer las cosas. Espero.