Una madre no aprende a ser madre, nace siendo madre. Desde pequeña o desde siempre, la mujer ha estado capacitada para dar ternura a manos llenas. Es algo que se puede apreciar en las niñas pequeñas jugando a ser mamás con sus muñecas, las alimentan de ilusiones y fantasías y las hacen crecer en su mente con la misma ternura, amor y dedicación que la propia madre les prodiga.
Durante su niñez y adolescencia las niñas viven en un mundo encantado de hadas y príncipes, donde cada una de ellas más tarde será la protagonista principal para brindar su amor al príncipe que vendrá a rescatarla de su soledad y dar vida a sus sueños. Algunas veces sus anhelos se cumplen, se visten de cielo y van al altar al encuentro de un futuro lleno de fe y esperanza…
Para muchas otras sus sueños se frustran y despiertan brutalmente a una realidad que no pueden cambiar, nos encontramos diariamente con madres, de diferentes estratos sociales, enfrentando la vida solas.
“Siendo muy joven, me enamoré de un hombre “maravilloso” lo fue tanto que cuando le dije que estaba embarazada, simplemente desapareció.”
Muy difícilmente una mujer escoge ser una madre soltera, sin embargo esas madres llegan a serlo son dignas del mayor de los respetos y admiración, porque la madre soltera tiene un doble rol que cumplir: el de madre y el de padre de ese hijo que fue dejado en su vientre por un irresponsable que se marchó después de dejar la semilla que ha de germinar en un hijo, un hijo que ha de llenar de amor los brazos de una mujer llamada “madre soltera”.
Madre soltera que hasta hace poco fue una niña llena de sueños y anhelos, madre soltera a la que hace mucho tiempo se le olvidó que alguna vez fue también esa niña llena de sueños y anhelos, que lucha y se entrega con amor incondicional a su descendencia, que lucha y le pelea a la vida para darle lo mejor a ese hijo, lucha y trabaja y se desvela 50% por ella y otro 50% más tomando el lugar del hombre que la dejó sola con una hija o hijo.
Madre soltera, madre abnegada que vas por la vida con tu frente en alto protegiendo y defendiendo a ese hijo que te fue dado por un engaño, por una inconsciencia, por un ingrato que no dudó en dejarte abandonada a tu suerte… porque tuviste la valentía de parir bajo el cielo abierto, porque no preferiste el paso fácil del aborto, y te enfrentas los prejuicios de gente que te critica y te juzga sin saber las circunstancias que te llevaron a ser una madre soltera. Aun así, defiendes al hijo amado, al hijo sin padre, al hijo que sin misericordia llaman “bastardo”, A TU HIJO, que por no poseer un solo apellido es diferente al hijo “legitimo”.
¡Salud y respeto por las madres solteras! Que el mundo no se olvide de ustedes, las admiramos, respetamos y rendimos tributo en este mes de mayo, en este día de la madre y todos los días del año. Ve hacia adelante madre soltera, sigue defendiendo a tu hijo con la fuerza y bravura de una fiera y revístete de ternura para enseñarle que tienes un corazón que late, siente y sobre todo, que sabe amar.