Pero no necesitas tiempo para ser quien eres.
Cuando miras un árbol, eres consciente del árbol.
Cuando tienes un pensamiento o sentimiento, eres consciente de ese pensamiento o sentimiento. Cuando tienes una experiencia placentera o dolorosa eres consciente
de esa experiencia.
Pensamiento y lenguaje crean una aparente dualidad y una persona separada donde
no la hay.
Lo cierto es: tú no eres alguien que es consciente del árbol, del pensamiento,
del sentimiento o de la experiencia. Tú eres la conciencia en la que -y por la que- esas
cosas aparecen. Tú eres el «yo». Tú eres el Conocimiento.
Tú eres la conciencia por la que todo es conocido.
Y eso no puede conocerse a sí mismo; eso es si mismo.
Conociéndote como la conciencia en la que ocurre la existencia fenoménica, te liberas
de la dependencia de los fenómeno.
En otras palabras: lo que ocurre o deja de ocurrir ya no es tan importante.
Las situaciones pierden su gravedad, su seriedad.
Un ánimo juguetón entra en tu vida.
Reconoces que este mundo es una danza cósmica, la danza
de la forma, ni más ni menos.
Cuando sabes verdaderamente quién eres, vives en una vibrante y permanente
sensación de paz.
Puedes llamarla alegría, porque la alegría es eso: una paz vibrante
de vida.
Es la alegría de conocerte a ti mismo como la esencia de vida antes de tomar
forma.
Eso es la alegría de Ser, de ser quien realmente eres.
Así como el agua puede ser sólida, líquida o gaseosa, la conciencia puede estar
«congelada» y tomar la forma de la materia física; puede ser «líquida», tomando la
forma de la mente y del pensamiento, o puede ser informe, como la conciencia pura.
La conciencia pura es la Vida antes de manifestarse, y esa Vida mira al mundo de la
forma a través de «tus» ojos, porque esa conciencia es quien tú eres.
Cuando te conoces como Eso, te reconoces todas las cosas.
Es un estado de completa claridad de percepción.
Ya no eres más una entidad con un gravoso pasado, convertida en
una pantalla de conceptos que interpreta cada experiencia.
Lo máximo que podemos expresar con el lenguaje es que existe un campo
de quietud consciente en el que ocurre la percepción.
A través de «ti», la conciencia informe se hace consciente de sí misma.