Érase un leñador que no tenia estudios, muy trabajador cortaba la leña desde el amanecer hasta el atardecer, la vendia en un ciudad cercana e invertia todo su dinero en los estudios de su hijo que queria ser medico.
El tiempo pasó y el niño logró entrar en la facultad de medicina y se convirtio en un gran medico, famoso y muy rico. Construyó una hermosa casa, se casó y tuvo un hijo. Su padre, el leñador ya muy viejo y enfermo, se fue a vivir con el medico. Este tenia una vida social intensa y recibia muchos amigos importantes en su casa. Decidio por eso alojar a su padre en el cuarto del fondo. Como no tenia estudios y era muy sencillo, no debia platicar con la gente culta.
Con el paso del tiempo las manos del leñador cansadas de tanto cortar leña, temblaban y rompian las finas vajillas del médico Entonces éste hizo una escudilla de barro para las comidas del padre y lo ponia a comer en el patio. Al hijo del medico le gustaba acompañar al abuelo a la hora de las comidas, un dia el medico encontró a su hijo haciendo una escudilla de barro. El medico le dijo para que es eso hijo? a lo que el hijo respondio:
"para que comas cuando estes viejo y tus manos tiemblen como las del abuelo"
Nuestro presente es fruto de nuestro pasado. Mañana cosecharemos el fruto de lo que estamos sembrando hoy.
Hay que prestar atención al tipo de semilla que plantamos.
Tomado de la Red