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De: cele19331 (Mensaje original) |
Enviado: 26/06/2009 17:40 |
opinión / Ángel Gabilondo
Mi habitación
Hay quienes nunca han estado en su habitación. Jamás llegaron, en rigor, a tenerla o no sintieron como algo propio el lugar en el que, quizás al acabar el día, se dejaron caer rendidos, y no siempre sólo por el cansancio. Al entrar en ella, a veces se produce una determinada familiaridad, con idependencia de que uno se sienta o no en casa. Por un lado, serena encontrarse de nuevo en el mismo lugar. Los objetos, más o menos lustrosos, desorganizados, colocados o simplemente puestos, incluso caídos, vienen a ser las cosas, nuestras cosas. Pero también en tal caso tienen una determinada organización, aunque sea la de un visible desorden. Esta sinrazón tan lógica se da a su vez en la más cuidada distribución de algunas estancias, pulcra, proporcional, simétrica, donde es suficiente con que algo, el más pequeño detalle, se altere, para que la dislocación resulte fatal.
Y, más aún, las habitaciones tienen aroma, que no es, sin más, un olor. Es algo otro. Un aroma se conforma, sobre todo, con el conjunto de palabras dichas. No sólo proferidas. En las paredes, incluso en la atmófera, se respira un cierto rumor, que tiene mucho de insonoro. Es un aire común, es un aire propio, en el que laten las miradas que se han perdido tanto que ni siquiera han llegado a clavarse en el techo. Si uno logra sintonizar con el silencio, pronto tiene que ver con él, y paladea la soledad de los recuerdos que son tan propios. Y, entonces, puede alumbrarse cierta singularidad, y estar consigo mismo. Y es posible descansar de tanto ruido vacío, de tanto cacareo, de tanto hablar sin decir.
Y, sobre todo, cuando nos hallamos en nuestra habitación, perviven los sentimientos y las sensaciones que nos envuelven, constituyendo un cierto hogar. Ahí nos atrevemos a desear, a soñar, a ilusionarnos, a aceptar claras derrotas y a disfrutar, quizás, de algunos pequeños éxitos. Si es preciso, los inventamos, o los recreamos o los esperamos. Y, tal vez, el rostro, palabra o mirada, de alguien se ofrece con tal viveza que podría llegar a ser presencia. Y se conmueven los afectos y el cuerpo parece brotarnos. Y sentimos la huella de quien, quizá sin saberlo, comparte nuestra habitación. Tirita el espacio, tiembla el tiempo y, en especial, se acelera nuestro corazón. Es un aliento simultáneo, incluso antes de suceder, incluso aunque nunca suceda. Es mi habitación. Y cuando aparece ese alguien soy suyo.
Cele. -Celestino- | | | |
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Tirita el espacio, tiembla el tiempo y, en especial, se acelera nuestro corazón. Es un aliento simultáneo, incluso antes de suceder, incluso aunque nunca suceda. Es mi habitación. Y cuando aparece ese alguien soy suyo.
Gracias Cele, por compartir con nosotros
Me encanta leerte
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DE NIÑA ODIABA ESTAR EN MI HABITACION QUE ERA COMPARTIDA CON MI
HERMANITO, A MI ME GUSTABA ESTAR EN LA CALLE JUGANDO, SOLO ENTRABA
A DORMIR NADA MAS.....DE ADOLESCENTE PUES LA COMPARTI CON MI ESPOSO,
LUEGO CON MIS DOS NIÑAS, DE ADULTA AMO MI HABITACION, AMO MI CAMA,
AMO LEER EN ELLA, Y SIEMPRE HUELE A MANZANA CON CANELA ACOSTUMBRO
MIS VELAS ENCENDIDAS TODOS LOS DIAS, ADEMAS ESTA MI PC QUE ME ACOMPAÑA SIEMPRE JAJAJAJAJA Y NO HAY TELEVISION, ME ENCANTO TU APORTE MI BELLO CELE, GRACIAS X COMPARTIRNOSLO Y FELIZ FIN DE SEMANA
VALERIA |
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Mil gracias corazon esta precioso deseo tengas un hermoso y bendecido dia martes
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De: Elisha |
Enviado: 11/06/2014 00:24 |
"Cuando nos hallamos en nuestra habitación, perviven los sentimientos y las sensaciones que nos envuelven, constituyendo un cierto hogar. Ahí nos atrevemos a desear, a soñar, a ilusionarnos, a aceptar claras derrotas y a disfrutar, quizás, de algunos pequeños éxitos".
Para mí, eso es mi habitación. Allí puedo ser plenamente yo misma y es mi lugar preferido de la casa. Gracias amigo, por compartir un hermoso escrito. |
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