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General: MI RELACIÓN CON LA COMIDA
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cele19331  (Mensaje original) Enviado: 06/02/2015 19:46

Comportamiento 

 Todos somos diferentes frente a un plato de comida. Para algunos su preocupación se basa en llevar una dieta lo más saludable posible, otros se obsesionan por el cálculo preciso de las calorías que contiene cada alimento y otros vigilan todo lo que comen debido a su intolerancia a ciertos alimentos. Y tú, ¿Qué tal te llevas con la comida?

Unas veces nos atiborramos a comer y otras somos incapaces de probar bocado. Todos los días nos proponemos comer un poco menos, pero siempre terminamos comiendo un poco más. Cada días más personas comprueban cómo el estrés, la ansiedad, la pena o la alegría condicionan su alimentación. Pero, ¿por qué? Según Clotilde Vázquez, jefa de sección de endocrinología y nutrición: “Hoy mantenemos una relación perversa con la comida, ya que se ha convertido o bien en un mecanismo de expresión o bien en un sustitutivo afectivo y ha perdido su objetivo esencial, que es el hecho de estar bien alimentados. Además, la existencia en el mercado de un mayor número de productos con propiedades específicas ha provocado que el consumidor compre más, pero eso no quiere decir que nos estemos alimentando correctamente. No hay que olvidar la importancia que han cobrado en los últimos años, debido al aumento de pacientes, los trastornos de conducta alimentaria y el sobrepeso, que se han convertido ya en la nueva epidemia del siglo XXI”.

 Frente al plato

Pero hay más. Hombres y mujeres mantenemos una relación con la comida diferente. Así lo confirma Adela Rovira: “La mayoría de las mujeres mantienen una relación amable con la comida. Ellas son las que se ocupan de preparar los menús diarios y saben cómo alimentar correctamente a la familia. Además, suelen demostrar el afecto y el cariño en cada menú. Después, hay una minoría de jóvenes cuya relación con la alimentación es temerosa por miedo a subir un kilo. Y ya, por último, están las mujeres que mantienen una relación práctica, porque intentan que exista un equilibrio entre el tiempo dedicado a cocinar, la creación de un menú completo y saludable y el dinero que invierten en la alimentación. Sin embargo, el caso de los hombres es totalmente diferente. La mayoría de los hombres no vuelcan sus emociones en los fogones. A ellos les gusta alimentarse bien, dan prioridad al sabor por encima de las calorías y ven la comida más como un acto social que como una responsabilidad familiar. Además, ellos no sufren tanta presión como nosotras en torno a la delgadez y el cuerpo perfecto”. Sin embargo, como en todo, hay excepciones. Es el caso del publicista Miguel Herrero, de 30 años. Su relación con la comida ha sido siempre una tortura debido a su sobrepeso. “Mi infancia y adolescencia estuvieron marcadas por las privaciones, porque estaba gordito. Fue una etapa muy difícil. Pero ya de adulto, mi relación con la comida tampoco ha mejorado. Me sobra veinticinco kilos y no sé cómo perderlo. He probado todo tipo de dietas y cómo máximo he logrado perder diez. De forma que vivo pendiente de las calorías que tienen todos los alimentos y es desesperante. Sé que mi relación con la comida no es saludable. Es terrible estar gordo en una sociedad que sólo valora el aspecto físico.”

Bocado de culpabilidad

Pero entonces, ¿cuáles han sido los factores que han provocado este cambio en la relación con la alimentación con el paso de los años? Mabel Gracia, antropóloga señala que “comer ha pasado de ser un gran placer a convertirse en el peor de los pecados. Algunas de las principales causas de este cambio drástico han sido que se ha modificado el concepto de belleza, que el éxito en la vida esté asociado a la delgadez extrema y no a las cualidades personales y el abuso indiscriminado de las dietas en los medios de comunicación, sobre todo en televisión”. Precisamente, una dieta fue el desencadenante de que Lucía García sufriera durante doce años un grave trastorno de conducta alimentaria: “Por aquel entonces, estaba tan agobiada por el peso y mi imagen corporal que decidí hacer una dieta. Me lo tomé tan en serio en que adelgacé veinte kilos. Pero esto fue sólo el principio de mi peor pesadilla. Tras la anorexia, pasé por una etapa de bulimia. Comía, pero como me sentía culpable, porque me veía gorda, lo vomitaba, y ya en la última fase me daba atracones. Aunque sigo en terapia, he descubierto por qué me relacionaba de forma tan destructiva con la comida. Mis problemas emocionales y los conflictos familiares los manifestaba a través de la alimentación. Por fin, y tras mucho trabajo, disfruto comiendo tortilla y sobre todo, me siento bien conmigo misma”.

Prohibido comer carne

Para el antropólogo Juan Luis Chulilla, “otro motivo que también ha influido en la concepción actual que tenemos hoy de la alimentación ha sido la vuelta a las tendencias hacia lo extremadamente sano, natural y ecológico, que llevado al límite desemboca en la ortorexia: la obsesión por comer todo sano, y en la potomanía: el abuso indiscriminado del consumo de agua, que puede provocar la muerte. Así, si antes comerse un filete de carne era un lujo que podían permitirse sólo unos pocos, hoy es una opción moral que descartan los vegetarianos”. Como es el caso de la naturópata Ana Moreno, de 34 años: “Mi vida dio un giro de ciento ochenta grado cuando me hice vegetariana. Dejé de comer derivados de animal no sólo por una cuestión ética, sino también por salud, y me siento mucho mejor”. Diferente es el caso de Álvaro Martínez, de 42 años. Ester economista madrileño tuvo que cambiar su alimentación, porque le estaba afectando seriamente a su salud: “Mi relación con la comida cambió hace diez años, cuando me diagnosticaron intolerancia al gluten. Hasta que me confirmaron el diagnóstico, sentarme a la mesa para mi era un verdadero martirio. Con el tiempo asumí que debo cuidar mi alimentación, si quiero encontrarme bien. Como mucho más sano, porque no tomo alimentos manipulados. Pero se acabaron los dulces, los chicles y el pan”.

La psicóloga Laura Herrero lo tiene claro: “En la actualidad, el acto de comer se ha convertido en un auténtico peligro. Si comemos mucho, tenemos ansiedad, si comemos poco, depresión, si no comemos nada, nos diagnostican anorexia, si comemos y vomitamos sufrimos bulimia. Si engordamos, es que no nos queremos y tenemos baja autoestima. Si comemos grasa, somos poco civilizados. Si comemos carne, nos envenenamos. En definitiva, se ha pasado del goce de comer al todo engorda, produce colesterol o previene el cáncer. La clave es llevar una alimentación sana, variada y equilibrada y disfrutar de cada bocado”.

VIRGINIA MADRID

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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: IMANPRINCESS Enviado: 09/03/2015 08:05

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: IMANPRINCESS Enviado: 09/03/2015 08:06
NOS LLEVAMOS MUY BIEN, GRACIAS POR EL BELLO MENSAJE AMIGO
VALERIA


 
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