La suerte
se puede provocar
Más que producto del azar, la suerte depende de nuestra postura ante la vida. Creer en uno mismo, aceptar los obstáculos y atreverse a arriesgarse pueden estimularla a nuestro favor.
Hay gente que parece que ha nacido de pie, que tiene una estrella que la protege en momentos de adversidad, no dejando que las dificultades duren demasiado en sus vidas. Parece que no tienen que hacer nada para que la suerte se enamore de ellos y les acompañe a lo largo de la vida.
Todos hemos conocido casos como estos: el que en un momento de agobio económico le toca la lotería; la que es abandonada por su marido y al poco tiempo conoce al hombre de su vida y vive a su lado una existencia mucho más feliz y plena; el que es despedido o deja su trabajo y dos meses después recibe una oferta golosa, mucho más gratificante; la que, como J.K.Rowling, en un momento de desesperación, de graves apuros económicos y mucho vacío sentimental, se pone a escribir, crea las aventuras de un niño aspirante a mago llamado Harry Porter y, de la noche a la mañana, se convierte en la mujer más rica de Gran Bretaña.
Pero detrás de esto hay mucho más que un golpe de azar, como explica la psicóloga Carmen Serrat: "Creo que ocasionalmente puede existir un golpe de azar, pero la buena suerte es el resultado del esfuerzo personal, de tener una meta y un propósito claro en la vida. De luchar por ello, superar los obstáculos del camino como los miedos, el desaliento, la pereza, el aburrimiento, la crítica del entorno, la desmoralización, el cansancio, la falta de resultados inmediatos".
Aceptar los obstáculos
Marta, abogada de 39 años, recuerda el caso de una amiga de colegio: "Pía tenía una de esas risas contagiosas. La vida que había elegido era tremendamente complicada. Se marchó a Londres a aprender inglés y seguir un curso de mimo, pero tuvo que limpiar retretes para sobrevivir, dormir en una cosas abandonada sin calefacción o hacer continuos ayunos para engañar el hambre. Una tarde, en un parque, tuvo uno de sus ataques de risa. Un señor le ofreció 9.000 euros a cambio de dejar que gravase su risa para las típicas series televisivas. Rechazó la oferta, porque decía que hasta ese momento había "tenido muy buena suerte. Siempre que he estado en una situación límite, ha surgido una oportunidad. Si ahora acepto esto que me viene de la nada, que no me cuesta, que depende del azar, a lo mejor cambia mi suerte para mal".
Algo de razón tenía Pía. Todos y cada uno de nosotros podemos provocar la buena suerte, como explica muy acertadamente la psicóloga Coks Feenstra:"Algunas personas tienen más suerte que otras. Es pura coincidencia, no creo que sea influencia de un orden mayor ni de la providencia. Te cae en suerte o no. Pero, al mismo tiempo, creo que también podemos influir en ella. ¿Cómo? Simplemente por nuestra manera de ver las cosas y de estar en el mundo. Influye cómo afrontamos lo que sucede en la vida, ya que todos sufrimos desgracias, pero diferimos en el modo de enfrentarnos a ellas".
Influye el que nos atrevamos a arriesgaros, sentencia Horacio Krell, experto en metodología intelectual: "En el interior de cada hombre hay un gigante dormido. Desde el utensilio más simple hasta el avión más moderno, todo los inventos nacieron en la mente del hombre. Pero la mente es por naturaleza vagabunda. Por eso, si aprendemos a dominarla, haremos de nuestra vida nuestra propia construcción".
Atreverse a arriesgarse
El escritor Isaac Assimov decía que la suerte solo favorece a las mentes preparadas, La buena suerte no es tan casual como parece. En ella hay dos factores claves: generar el azar primero y saber aprovecharlo después. "El mejor ejemplp de transformación del azar en buena suerte fue la manzana que cayó en la cabeza de Newton. A muchas personas les habían caído manzanas en la cabeza a lo largo de la historia, pero Newton transformó la situación en buena suerte; su respuesta proactiva fue decubrir la ley de la gravedad", añade por su parte el doctor Horacio Kerll.
Tener una actitud positiva hace mucho, como señala Feenstra: "Ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío ayuda a atraer la buena suerte. Es lo mismo que ser positivo: hace que tenga mayor capacidad para ver lo bueno. No es que necesariamente te pasen más cosas agradables, sino que dispones de mayor capacidad para percibir los bueno y disfrutarlo. Lo positivo atrae lo positivo. Si irradia felicidad, encuentras más felicidad, ya que las personas felices reciben más muestras de simpatía y amabilidad que las descontentas".
Ya lo escribió el escritor Antonio Gala poniéndolo en la boca de su personaje Minaya Guzmán enImposible olvido: "Toda vuestra historia está cuajada de visiones que no habéis entendido, de ofrecimientos que no habéis escuchado, de adelantos que rechazasteis o usásteis mal, de fenómenos que os sobrecogieron en lugar de aleccionarnos". De lo que se trata es de estar alerta, de saber esperar, pero sin bajar la guardia. De no desesperarse.
CARMEN IZQUIERDO
Consejos para estimular la suerte
Ni patas de conejo, ni tréboles de cuatro hojas, ni herraduras, La forma más adecuada para provocar la buena suerte empieza por un cambio de actitud por nuestra partem dicen los especialistas.
• Dejar la acitud de víctima. Los "pobre de mí" y "¿Por qué me tiene que pasar a mí?" no ayudan a salir de los contratiempos. Al contrario, hace que nos estanquemos en ellos. La actitud adecuada que se debe tomar, según Coks Feenstra, es dejar aparte las emociones y dedicarse a aceptar la situación. Desde la aceptación se llega a otro estadio: el de buscar una salida o una solución.
• Tener un propósito claro y luchar por él contribuye de forma increíble a ser más feliz, estar más satisfecho con la vida y conseguir lo que te propones, explica por su parte Carmen Serrat.
• Considerarte como el principal creador de tu vida. Pensar que no son las circunstacias las que te hacen como eres, sino lo que haces con ellas. Coks Feenstra facilita un oar de ejemplos, pierdes el trabajo. Lo puedes afrontar como la desgracia más grande de tu vida o verlo como un reto para encontrar otro trabajo. O como decía un atleta que participó en los Juegos Paralímpicos: "No es la discapacidad la que te limita, sino tu manera de verla".
• Hacer tuyo el refrán "No hay mal que por bien no venga". De cada contratiempo se puede sacar algo positivo. El catedrático en psicología Rich Tedeschi estudió a personas que habían sufrido guerras, violencia, enfermedades graves. Decubrió que la mayoría había encontrado su vida posterior más enriquecedora. Es lo que los psicólogos llaman "el crecimiento postraumático".
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