Un viejito quería hacer el amor, y se va a buscar
a una prostituta para complacerse.
En el momento importante al viejo no le pasaba nada,
así que en toda su desesperación le dice a la prostituta
que lo espere un momento y se va al baño del motel.
En la oscuridad busca en el botiquín algo que le pueda
solucionar el problema y encuentra una pequeña pomada.
Se la aplica en la cuestión y siente que le devuelve el vigor juvenil.
El viejo vuelve a la cama y le hace el amor a la prostituta,
quien a su vez queda sorprendida con el vigor del viejo.
Una vez terminado todo, al viejo le entra curiosidad de saber
que era lo que se había echado. Se levanta, va al baño,
enciende la luz y busca la pomadita mágica que decía:
"POMADA PARA CALLOS: ¡endurece, seca, se pudre y se cae!"
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