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El desinterés propio
Cuando los Israelitas deambulaban por el desierto después de salir de Egipto, crearon un lugar sagrado: el Tabernáculo, donde podían comunicarse directamente con el Creador. Un componente esencial de esta comunicación Divina incluía la tecnología del sacrificio de animales, la cual cancelaba diversos actos de negatividad. Los Israelitas estaban en un nivel tan alto de conciencia que podían borrar sus actos egoístas impulsados por el ego, simplemente renunciando a algo importante para ellos. (El ganado era su sustento).
Hoy en día, aunque no tenemos el Tabernáculo, los Kabbalistas nos han enseñado a eliminar nuestra negatividad de otras formas.
Rav Áshlag, fundador del Centro de Kabbalah, explica en La Sabiduría de la Verdad que la esencia del sacrificio es el autosacrificio. Él escribió sobre el concepto de “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y declaró que si lo aplicáramos realmente andaríamos por la vida atendiendo constantemente las necesidades de los demás: ¿Necesita Marta ayuda con el pago de su hipoteca este mes? ¿Necesita Beto ánimos? ¿Quién está alimentando a estas personas sin hogar?
Si todo el mundo hiciera esto exactamente así, tendríamos a tantas personas cuidando de nosotros que no tendríamos que pensar en nosotros mismos ni por un momento.
Actualmente, parece que este tipo de utopía no es una realidad. Pero el sueño de los kabbalistas es que un día se alcanzará una masa crítica y nuestros deseos egocéntricos se transformarán en deseos de servir a nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo y nuestra comunidad. En el Centro de Kabbalah, estamos trabajando las 24 horas del día para despertarnos a nosotros mismos y al resto del mundo a ser conscientes de esta misión. No ignoramos el estado global de los problemas. Sabemos cómo está el marcador, pero nos rehusamos a rendirnos.
En definitiva, los actos desinteresados son lo único que eliminará la gran negatividad de nosotros mismos y de nuestro planeta.
Esta semana, estamos en la ventana cósmica de Pésaj, un periodo en el que nuestras emociones más oscuras emergerán a la superficie. Es un buen momento para practicar el desinterés. Si te encuentras a ti mismo visitando “la casa de las tristezas”, echa un vistazo al exterior, encuentra a otra persona que esté sufriendo y deja que la compasión y los cuidados fluyan.
Todo lo mejor,
Yehuda
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