Hola mis amados:
La honestidad es algo que se ha ido perdiendo en la sociedad actual, estamos cansados de ver corrupción, de que los dineros se pierdan porque hicieron uso inadecuado de ello, de que en los trabajos no hay sinceridad ni respeto, que exploten los jefes a los subalternos y así muchas cosas, pero si somos hijos de Dios no debemos dejar que esto venga a que procedamos de manera incorrecta, recordemos que delante del Señor no hay nada oculto y que debemos dar cuenta a Él de nuestros actos, por tanto no importa que nos tachen de anticuados, debemos agradarle solo a Él y a nadie más.
LA HONESTIDAD
Una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas. Sin embargo, no debemos olvidar que, los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas. El valor de la honestidad es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quién lo que le es debido.
La Persona Honesta puede reconocerse por:
Es siempre sincero, en su comportamiento, palabras y afectos.
Cumple con sus compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o retrasos voluntarios.
Evita la murmuración y la crítica que afectan negativamente a las personalidad de los demás.
Guarda discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos profesionales.
Tiene especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales.
Para vivir con más cuidado y esmero el valor de la honestidad, es de gran utilidad poner en práctica las siguientes acciones:
Ser fiel a tus promesas y compromisos por pequeños que puedan parecer.
Llevar con claridad el manejo que haces del dinero, sin buscar quedarte con una parte alterando las cuentas, inventando gastos o argumentando extravíos.
Si adquieres una deuda págala con oportunidad. No te escondas ni te molestes por el cobro, pues en justicia debes cumplir con ese compromiso.
Aléjate de la pereza y cumple con tus deberes, así no tendrás necesidad de dar pretextos o mentir para encubrir tu falta de responsabilidad.
Habla siempre con la verdad. No inventes ni exageres cosas sobre tu persona o sobre los demás. Lo mismo ocurre ante los problemas, situaciones laborales o de la vida cotidiana.
No reveles aspectos negativos de la personalidad de los demás, aunque no te hayan pedido guardar el secreto, pues podrías caer en la murmuración, calumnia o difamación.
Acepta serenamente los errores y fallas que has cometido, así como sus consecuencias; rectifica, y si es necesario, pide disculpas.
Evita criticar negativamente las normas que existen en tu trabajo, la escuela o cualquier lugar, con personas ajenas y con poco conocimiento de las circunstancias. Si tienes alguna sugerencia, dirígete al encargado, directivo o autoridad correspondiente.
No tomes ni utiliza los bienes ajenos sin la aprobación del legítimo propietario, aunque exista mucha confianza.
Emplea con cuidado los instrumentos de trabajo que están bajo tu responsabilidad.
Demuestra respeto y fidelidad a tu cónyuge, evitando cualquier forma de coquetería o excesiva confianza con personas del sexo opuesto. El engaño también es incorrecto en el noviazgo.
La persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales. Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad.
Cuando un ser humano es honesto se comporta de manera transparente con sus semejantes, es decir no oculta nada, y esto le da tranquilidad. Quien es honesto no toma nada ajeno, ni espiritual ni material: es una persona honrada. Cuando se está entre personas honestas cualquier proyecto humano se puede realizar, y la confianza colectiva se transforma en una fuerza de gran valor. Ser honesto exige coraje para decir siempre la verdad, y obrar en forma recta y clara.
La Deshonestidad
Cuando alguien miente, roba, engaña o hace trampa, su espíritu entra en conflicto, la paz interior desaparece y esto es algo que los demás perciben porque no es fácil de ocultar. Las personas deshonestas se pueden reconocer fácilmente porque engañan a los otros para conseguir de manera abusiva un beneficio. Es muy probable que alguien logre engañar la primera vez, pero al ser descubierto será evitado por sus semejantes o tratado con precaución y desconfianza.
Todos deseamos que quienes están cerca de nosotros, y también las personas que desempeñan cargos de representación pública, nos digan siempre la verdad. Es por ello, que la honestidad es un valor relacionado con la decisión de actuar conforme a la verdad y la justicia, que igualmente debe ser vivido con humildad. Por tanto es honesto quien actúa y habla de conformidad con lo que considera correcto, pero que no hace de tales actuaciones un escenario teatral para ser reconocido por los otros. Así, reconocerá de cada uno lo que le corresponde y actuará con base en sus propios principios.
Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La honestidad imprime a la vida confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad. Es un valor universal, que puede y debe ser enarbolado por cualquier persona.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos, sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer. Por esto es muy difícil que siendo político se actúe con honestidad, pues los intereses políticos, de caudillos, de poder, de posicionamiento publicitario, e incluso económicos actúan como fuertes barreras.
Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea. Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio, demagogo. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad y sobretodo defender el interés individual, aún a expensas de los demás.
Honestidad en Los Niños
La honestidad constituye uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad del niño al ser la base de relaciones personales en las que la proyección hacia el otro implica un afecto personal desinteresado, y un respeto que se fortalece a través de las mismas interrelaciones.
Para desarrollar la honestidad en el niño es preciso formar nociones, conocimientos, habilidades, emociones, vivencias, sentimientos, que los preparen para una conducta honesta, que es necesario aprender. Por su propio desarrollo evolutivo el niño de la primera infancia cree que todo le pertenece, que todo gira entorno a él, y por lo tanto, todos los objetos del mundo circundante son suyos, así como aprobadas todas las acciones para obtenerlos, este egocentrismo inicial va cediendo poco a poco a comportamientos más socializados, que lo obligan a no mentir, a no utilizar medios no adecuados, para obtener lo que quiere. Es por eso que en la formación de una cultura de paz la honestidad se convierte en un pilar de la misma.
El saber qué se puede o no se puede hacer, y qué conducta es buena, es un aspecto fundamental en el desarrollo de la honestidad. Conocer porqué un comportamiento honesto logra buenos amigos y un reconocimiento moral, es básico para desarrollar este valor en los niños de esta edad. Esforzarse por hacer algo útil en beneficio de los demás, sin esperar recompensa y sólo por el hecho de hacerlo es importante para estos fines.
La honestidad es un valor o cualidad bastante abstracta de comprender para un niño en la primera infancia, y que solo mediante comportamientos particulares logra poco a poco consolidarse como un valor general.
Tema preparado por el Grupo de Semillas de Vida
De nosotros depende que nuestros hijos sean honestos si ven en los padres que proceden de esa forma, ellos son los imitadores de sus progenitores y depende de esto que sean personas así todos los días, no hay nada mejor que brillar por la honestidad en medio de este mundo corrupto, que el Señor se sienta complacido de nuestros hechos y que esto haga que deseen seguir el ejemplo, por tanto venzamos con el bien el mal de este mundo donde abundan personas que no son honestas, que les advirtamos de sus hechos para que también ellos cambien de actitud y así entre todos aportar un granito de arena para que este mundo sea mejor.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
MAGNOLIA
MÉTELA EN TU CORAZÓN
Según un predicador escocés, guardar la palabra en el corazón es meter una cosa buena en un buen lugar para un buen fin. Muchos tienen la Biblia en la cabeza, o en el bolsillo. Lo que necesitan es tenerla en el corazón. -D.L. Moody-
"En mi corazon he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti"
Salmo 119:11
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