Con el corre corre de la vida, a veces puede que sea difícil detenerme, descansar y cuidar de mí. Tal vez me sienta presionado a hacer una multitud de cosas y a mantener un paso frenético para cumplir con todas las exigencias. De ser así, recuerdo las palabras de una canción: “Me apuro para poder hacer las cosas. Oh, y me apuro tanto que la vida deja de ser divertida”.
Cuidar de mí es honrar al Espíritu morador. Descanso, respiro y desisto de las presiones y preocupaciones. Tomo tiempo para conectarme con Dios a través de la oración y la meditación. ¡También tomo tiempo para divertirme! Cuidar de mí me llena de energía, no disminuye mi capacidad para cuidar de los demás y fortalece mi relación con Dios.
Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma; todo mi ser siente una gran confianza.—Salmo 16:9
La vida es maravillosa. Mi corazón y mi mente se alegran según hago una pausa para estimar lo sagrado en cada momento de mi vida. Al considerar que cada instante es bendito, aprecio mi vida con maravilla y asombro. Para mantener esta conciencia viva, tomo tiempo para valorar la belleza a mi alrededor.
Me comprometo a estar plenamente presente para las personas en mi vida, lo cual profundiza mi vínculo con ellas. Cuando me doy cuenta de que cada parte de mi vida está llena de energía divina, mi sentido de maravilla se magnifica; especialmente cuando miro a los ojos de un ser querido, participo en un servicio devocional, aprendo algo nuevo —aun cuando hago algo cotidiano y sencillo. El sentido de maravilla se aviva cuando honro lo divino en todo.
¡Gracias a Dios por lo que nos ha dado! ¡Es tan valioso que no hay palabras para describirlo!—2 Corintios 9:15
Yo soy rico en herencia espiritual, y uso el regalo que es mi vida para expresar mis cualidades divinas. No estoy limitado al cuerpo que habito. Aunque he sido bendecido con los sentidos físicos para experimentar vida, todavía hay mucho más en mí. Utilizo mis dones y cualidades divinas para fortalecerme a mí mismo, a otras personas y al mundo.
Yo soy una expresión espiritual única y divina. Tengo la capacidad de demostrar amor y fe. He sido bendecido con una mente sabia, un corazón amoroso, un espíritu fuerte y una naturaleza generosa. Elijo hacer una diferencia en este mundo utilizando mis dones, talentos y habilidades para beneficio de los demás. Dios está en mí y yo estoy en Dios.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida.—Juan 6:63