¿Habéis oído alguna vez a alguien decir: “oye, que no soy de piedra”? Dicho así, suena como muy obvio (algo muy claro, muy fácil de ver) ya que veis perfectamente que esa persona no es una estatua pero, ¿qué significa exactamente?
Las personas tenemos sentimientos, tenemos un coranzocito que se enamora, que siente tristeza, compasión, alegría… y por eso no podemos evitar reaccionar con sentimientos delante de determinados estímulos.
Por ejemplo, cuando vemos una gran tragedia, como no somos de piedra, no podemos evitar sentirnos mal. Cuando vemos a una persona muy atractiva, no podemos evitar sentirnos atraídos por ella o decirle algo porque, como no somos de piedra, el ritmo de nuestro corazón se acelera y tenemos sentimientos hacia esa persona. Si te ponen delante un pastel buenísimo, como no eres de piedra, no puedes evitar desear comértelo entero.
Y bueno, menos mal que la gente no es de piedra porque si no este mundo sería muy aburrido y sin compasión por nada!