Huellas
Que recupero
Tras el cielo cedido
En la sede del bosque
Y dibujo nuevamente
En cada esquina
El sendero
Y cual viento
Regresan los desfilados sepulcrales
Con sus dosis de aromas
Cargados
De ocasos escarlatas
Y presentes
Incomprendidos
Perfil inhiesto
Entre los negros pinares
Que no derrumbaron jamás
Ni los soles, ni los ponientes
Agua
De mar tormentoso
Que no acobardo nunca
Ante piedras, muros o acechanzas
Estrella fugaz
Del estío candente
Con la constancia
Y la firmeza de lo indestructible
Caballero innegable
De flamas concebido
Caminante eterno y solitario
De tierras infinitas
Versado y guía
En el abismo de las incomprensiones
Y en las noches cerradas
Un destello
Encendiendo los sueños
Sino
En la travesía de mis versos
Sol de mis laberintos oscuros
Surgida del corazón
Vaya esta cadencia al invaluable
Ser humano
Que palpita profundo
En los cielos de introspección
A su presencia hecha palabras
Y a su alma magna
A él
Al bardo detrás de las bardas