Consuelo
El consuelo divino me envuelve.
Una hamaca que me mece suavemente. Una madre que abraza a su recién nacido ofreciéndole protección y amor. Un amigo que da su amor y apoyo. El consuelo puede ser expresado de muchas maneras, y cada una de ellas es un ejemplo de Dios en acción trabajando en nosotros y por medio de nosotros.
Ofrezco mi consuelo cuando veo que es necesario. Lo hago siendo generoso, amable y compasivo. También demuestro receptividad cuando otros me ofrecen su consuelo, lo recibo con amor y gratitud.
Si alguna vez me siento solo, acudo a Dios. Descanso en Su consuelo infinito que me deja saber que todo va a estar bien. Dios mora en mí y es un bálsamo para mi alma.
Estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme.—Mateo 25:36
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