A ti, que habitas en los confines de mi ilusión, deja que la luz de mi corazón sea tu guía.
Anímate y hallarás: La dulce palabra que te seduzca, el suave éxtasis de la más pura pasión, el abrazo tierno de fuertes brazos, ese beso que te estremece y enamora, la caricia que empieza en tu rostro y rueda hasta el alma... la ternura que sólo pueden brindar el brillo de los ojos enamorados...
El eco de un amor sincero deja la insaciable sed de brindarse por entero a la dicha sublime de adorarte.
Licencia la razón, sigue el instinto, atrévete, te estoy esperando... con una rosa en una mano, y en la otra... ¡Mi eterno Amor!