Acostumbrados a vivir en la superabundacia, en una sociedad en la que la acumulación de bienes materiales parece sinónimo de éxito personal y de felicidad, puede que se nos haga difícil plantearnos que podemos vivir bien con menos. También, a menudo, nos cuesta creer a aquellos que, habiendo conocido la abundancia material, preconizan las virtudes de la austeridad, sin embargo, reducir nuestras necesidades y practicar un consumo consciente serían hoy en día las opciones más realistas. ¿Cómo adoptar esa postura en nuestra vida sin vivirla como una privación? Tal vez nos baste, sencillamente, con cambiar de perspectiva y cuestionarnos qué nos hace realmente felices. Como nos explica el educador ambiental Toni Lodeiro: "El problema es que hoy por hoy el fin ha sido devorado por los medios. En vez de buscar el uso de los bienes materiales para ser más felices, éstos se han convertido en un fin en sí mismos. Un ejemplo podría ser la idea de que teniendo un coche nuevo voy a ser más feliz. Pero, en realidad, si tengo que trabajar y ahorrar un año o dos para pagarlo será más feliz prescindiendo del coche y no teniendo que hacer horas extras para pagarlo, incluso pudiese trabajar sólo media jornada para pasar más tiempo con mi familia o mis amigos.
Una mirada positiva
Ya sean forzados por la situación económica o motivados por un compromiso ético, hemos de ser capaces de ver esos cambios en nuestra forma de consumo de una forma placentera, siendo conscientes de todo lo bueno que nos aportan y no viviéndolos como una privación. "Puede que no le pongamos ilusión a lo que hacemos por obligación, por muy 'justo y necesario' que nos parezca. si no nos sirve para disfrutar más y vivir mejor no acabará de funcionar bien. Debe de haber ética y compromiso social, pero también placer", escribe en su libro Lodeiro. Y es que, como nos explica el autor, a pesar de que hoy en día se trate de una verdadera necesidad global, "Desde lo psicológico creo que la mirada colectiva hay que complementarla con una mirada personal en la que no funciona verlo con esa gravedad y más cuando hacer cambios en ese sentido significa nadar contra corriente. Lo que funciona es tomarlo como una liberación, ver lo que nos puede aportar, ir poco a poco... Vivirlo con flexibilidad, con humor, con paciencia, sin que nos genere excesivas fricciones sociales, sin querer imponerlo a los demás, sin actitudes salvadoras, etc.."
¿Qué necesito?
Acostumbrados muchas veces a comprar de forma compulsiva, atraídos por reclamos visuales o emocionales, podemos aprender a consumir de forma consciente. Por ello, Lodeiro recomienda que nos interroguemos a nosotros mismos cada vez que estemos en disposición de consumir algo: "¿Lo necesito?, ¿cuántos similares tengo ya?, ¿cuánto lo voy a usar?, ¿cuánto me va a durar?, ¿podría pedirlo prestado?, ¿puedo arreglarme sin él?, ¿hay algo que ya tenga que pueda reemplazarlo?". Las respuestas nos ayudarán a realizar una elección razonable dentro de la jungla de nuestras pulsiones consumistas. En el día a día podemos incorporar pequeñas estrategias, como no hacer la compra sin haber hecho antes una lista con lo que necesitamos o reflexionamos antes de decidir adquirir algo. Según Lodeiro, a pesar de que los beneficios de ese aprendizaje de la mesura difícilmente vayan a repercutir a nivel global, "el hecho de intentar vivir de forma coherente nuestra vida y la satisfacción que ello genera puede constituir un cambio importante en nuestra vida".
JOANA ARBIOL
Cele -Celestino
© Fondo Y Tag Luz Marina R
|