A menudo se confunde el respeto con la indiferencia. Muchos dicen no meterse con los demás, pero no hacen nada por nadie. Y presumen de vivir y dejar vivir. Pero está claro que dejar vivir a los demás no es abandonarlos a su suerte.
Por eso, no es señal de respeto, sino de indiferencia o desprecio, la permisividad con que nos comportamos a veces con los hermanos. No es señal de amor, sino de egoísmo ese falso respeto con que justificamos nuestra insolidaridad con los demás. So pretexto de ahorrarnos tensiones y conflictos en la comunidad, podemos quedarnos al margen, Es un error. Lo correcto, como Jesús propone, es que lo solucionemos por la vía del diálogo y de la corrección fraterna.