Siendo joven, escuché una historia que más tarde descubrí que era copiada de una fábula japonesa. La historia es la siguiente:
Una persona, no sé por qué circunstancias, se quedó colgada de la rama de un arbusto que, providencialmente, crecía en medio de un acantilado. No era posible escalar hacia arriba, ya que le acechaba un tigre feroz. Mirando hacia abajo, el peligro era mortal, ya que el fondo estaba plagado de serpientes venenosas. En esta situación, aquel hombre se acordó de Dios y rezó:
-¡Ayúdame, Señor!
Y la historia dice que oyó una voz que hizo eco en el abismo:
-Está bien, hijo mío. Yo te ayudaré, pero antes, ¡suelta la rama!