En 1906 Alois Alzheimer describió por primera vez la enfermedad que más tarde llevaría
su nombre. Más de cien años después todavía se está luchando contra el estigma
asociado a la demencia y se siguen organizando campañas para conseguir mejores
servicios y tratamientos para las personas con la enfermedad de Alzheimer así como para sus cuidadores.
El Día Mundial del Alzheimer, 21 de septiembre cada año, es el día en el que las
Asociaciones de Alzheimer concentran sus esfuerzos en concienciar
a la sociedad sobre esta enfermedad.
Por lo que es necesario hacer hincapié en su prevención y detección, pues antes
de que llegue a manifestarse con todos sus síntomas, hay detalles a tomar en cuenta
y que avisan del problema, como la pérdida de memoria.
Esto puede ser combatido de forma eficaz según algunos estudios,
por lo que será interesante acercarse a ello.
Prevención para evitar la pérdida de memoria.
En muchos aspectos, el cerebro se comporta como un músculo de los que se entrenan
de forma física. Es decir, muchas de sus competencias pueden ser fortalecidas y
desarrolladas para que queden protegidas de diversas afecciones.
Pues bien, la memoria no es ninguna excepción en este sentido, ya que se ha comprobado
que una estimulación eficaz de su ejercicio ayuda a prevenir su pérdida siendo
incluso una excelente forma de evitar casos de Alzheimer.
Es más, no solo se pueden aplicar terapias de estimulación para la memoria como
método de prevención, también es posible optar por estos recursos para mejorar la vida
de los pacientes que ya han comenzado a manifestar la enfermedad con sus primeros
síntomas, haciendo que esta progrese con mayor lentitud.
El ejercicio mental, por lo tanto, es una herramienta muy valiosa que no siempre tiene
un papel protagonista en los tratamientos preventivos o paliativos de enfermedades
que cursan con un deterioro cognitivo relacionado con la memoria.
Se sabe que las primeras lesiones pueden aparecer unos 15 o 20 años antes de que se
muestre algún síntoma, y aparecen en la región del cerebro llamada hipocampo,
que se encarga, entre otras cosas, del aprendizaje y la formación de nuevas memorias.
De ahí se extienden a otras partes del cerebro, cuando ya aparece el deterioro
cognitivo, que finalmente desemboca en demencia.
Aunque no hay evidencias científicas, se piensa que el origen de la enfermedad
del alzheimer se debe a una combinación de factores de riesgo, algunos de ellos no
modificables, como la edad o la genética).
Pero sí que existen algunos factores modificables, de estilo de vida.
- Reducir el consumo de grasas saturadas.
- Hacer de las verduras, frutas, legumbres la base de la pirámide alimenticia.
- Consumir alimentos con vitamina E.
- Consumir alimentos con vitamina B12.
- Evitar los multivitamínicos con hierro y cobre (a menos que lo indique un médico).
- Evitar cocinar en ollas y sartenes de aluminio.
- Mantenerse activo físicamente.
Si tienes a alguien cercano con la enfermedad de alzhéimer o conoces a alguien que
sea el cuidador principal de una persona con alzhéimer, no te quedes parado.
Ofréceles tu ayuda, ya que esta enfermedad es muy exigente en cuanto a los cuidados que deben brindarse.
Muchas veces, el diagnóstico llega en un momento difícil y no siempre los médicos saben
orientar a la familia.
Es muy importante conocer las asociaciones que hay en tu ciudad
sobre el Alzhéimer, las llamadas AFAs (Asociación de Familiares del Alzhéimer).
Los profesionales que trabajan en ellas te sabrán orientar acerca de los cuidados,
el avance de la enfermedad, ofrecen talleres de estimulación, centros de día
y brindan profesionales de la salud muy especializados.