Sabemos que la nutrición es uno de los pilares fundamentales para gozar de una buena salud.
Sabemos que para estar sano hay que alimentarse de forma correcta.
Sabemos qué es lo que causa obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Sabemos qué alimentos son más saludables y cuáles no.
En definitiva, sabemos tantas cosas que no sabemos nada.
“Lo que era bueno y seguro, ahora ya no lo es”,
“Bah, a este paso no podremos comer nada”,
“Comer sano es más caro”,
“No tengo tiempo para cocinar”,
“No sé cocinar”,
“No sé planificarme”,
“No sé qué comer en el trabajo”…
Estas, entre muchas otras, son algunas de las afirmaciones que se escuchan
diariamente y que sirven de pretexto y de excusa para seguir
engañándonos, a nosotros mismos, continuamente.
Un factor clave en la problemática de la alimentación actual es la incorporación
cada vez mayor de alimentos procesados y ultraprocesados, que son siempre ricos en
aditivos, sodio, calorías y grasas, en reemplazo de alimentos frescos
(frutas, verduras, carnes, etc.) y de comidas caseras.
Alimentarnos es necesario para todo ser vivo, principalmente
para la especie humana, además existen grandes variedades de alimentos,
sin embargo, no todos aportan los nutrientes necesarios para nuestra salud.
Nuestra calidad de vida disminuye, por lo que es importante consumir alimentos
ricos en vitaminas, minerales, proteínas,
carbohidratos, antioxidantes… entre otros para una mejor salud.
La alimentación es un proceso que además de satisfacer una necesidad biológica,
constituye un acto social, que responde a múltiples factores como gustos, hábitos,
cultura y costos, entre otros. Una alimentación “saludable” es
aquella que aporta la energía y los nutrientes necesarios para cada etapa de la vida.
Permite el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento de un peso adecuado.
Alimentarse bien ayuda a prevenir diversas enfermedades.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las dietas poco saludables, junto con
la inactividad física, se encuentran entre los principales factores de riesgo para el desarrollo
de hipertensión arterial, hiperglucemia, hiperlipidemia, sobrepeso u obesidad,
enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y diabetes.
Es sabido que la alimentación y el ejercicio influyen en la salud de la población, por lo que
es fundamental que desde edades tempranas se eduque a los niños en temas de alimentación,
nutrición y salud; y se fomente la adopción de hábitos saludables.
Además, se debe generar un
entorno que permita a personas de todas las edades alimentarse
saludablemente y llevar una vida físicamente activa.
Cada 16 de octubre desde el año 2022 se conmemora el
Día Mundial de la Alimentación,
Una celebración promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO), con el claro objetivo de disminuir el hambre en el mundo, propósito
que también busca la Agenda 2030 con su meta de hambre cero.
Este año, la FAO no solo contempla seguir apostando por un mundo donde todos tengamos
acceso a la comida, sino que además agrega que esa comida sea realmente saludable y
cubra los requerimientos del organismo según la edad de la persona.
El año 2022 nos encuentra con una pandemia en curso, conflictos, el calentamiento
del clima que no cesa, subida de precios, desigualdades y tensiones internacionales.
Esto está afectando la seguridad alimentaria mundial.
Necesitamos construir un mundo sostenible donde todos, en todas partes,
tengan acceso regular a suficientes alimentos nutritivos.
Nadie debería quedarse atrás.
El tema escogido por la FAO para este año 2022 es
No dejar a nadie atrás