Me dormí en tu cariño y nunca he despertado.
¡Yo, el que nacía y nacía en lechos de palabras
para luego volar de un labio a otro labio;
caí entre la espesura de tus lascivas ramas
No eras otra tarde de llovizna en mi cuerpo
;personas como tú nunca dan mala espina.
Ahora es la importancia que le doy a aquel tiempo
lo que atiranta en mí la penúltima fibra.
Como errante banquete para placer de muchos;
venías cada tarde a ofrecerte completa.
Mis insinceras frases encomiaban tus triunfos
para extraer ventajas a tu conciencia muerta.
Falda de mármol tibio ¿dónde estarás ahora?
estos días egoístas dicen que ya no existes.
Tal vez hoy solamente vives en mi memoria
dándole besos largos a mis recuerdos tristes.
Humberto Garza Cañamar