Las mujeres desempeñan un papel fundamental para la protección
del medio ambiente y el desarrollo social y económico
en las zonas montañosas. Suelen ser las principales administradoras
de los recursos de las montañas, guardianas de la biodiversidad,
custodias de la cultura local y expertas en medicina tradicional.
La variabilidad climática en constante aumento, a la par que
la falta de inversión en la agricultura de montaña y el desarrollo rural,
han inducido a los hombres a emigrar hacia otros lugares en
busca de medios de vida alternativos.
Es por ello que las mujeres que habitan en las montañas han asumido
nuevas funciones, con la diferencia de que ellas, muy a menudo,
sufren la falta de poder de decisión y el acceso desigual a los recursos.
Como agricultoras, vendedoras del mercado, empresarias, artesanas,
emprendedoras y líderes comunitarias, las mujeres y las niñas de las montañas,
en particular en las zonas rurales, tienen el potencial de ser importantes
impulsoras del cambio.
Cuando las mujeres rurales tienen acceso a recursos, servicios y
oportunidades, se convierten en una herramienta clave contra el hambre,
la desnutrición, la pobreza rural en las economías de las montañas.