Se dice que el tango se baila «escuchando el cuerpo del otro».
En el tango la pareja debe realizar figuras, pausas y movimientos improvisados,
llamados «cortes, quebradas y firuletes»,
diferentes para cada uno de ellos, sin soltarse.
El tango es de suave ondulación, con ritmo acompasado y atrevido.
No se baila a voluntad y con rigidez.
Al poco tiempo de ser conocido, los compadritos lo llevaron al barrio
de Corrales viejos y el tango irrumpió en los piringundines donde
ya se bailaba la tradicional milonga.
Conforme fue ganando popularidad, el tango se extendió por
las zonas más ricas de Buenos Aires, y poco a poco por todo el país.
¡Todo el mundo quería aprender a bailarlo!
A principios del siglo XX el tango ya había llegado a Europa y
Estados Unidos, donde se convirtió en toda una sensación.
Aunque hoy en día el tango se puede disfrutar en cada
esquina de Argentina,
no cabe duda que las mejores milongas
(lugar donde tradicionalmente se baila el tango)
se encuentran en Buenos Aires.
Aunque no lo sepas bailar, encontraras en las milongas, especialmente
las al aire libre... profesionales; turistas y
aficionados que se mezclan para pasar un rato agradable.