Ser mujer es emocionante, cada día está lleno
de nuevas oportunidades, aprendemos de todas nuestras
experiencias, crecemos, maduramos y aprendemos
a valorarnos más por lo que somos: mujeres valiosas.
Como mujeres, siempre estamos llenas de sueños
y emociones… pero también de desilusiones y decepciones.
Pese a ello, siempre logramos seguir adelante, aprender
de nuestros errores y equivocarnos cada vez menos.
Con el tiempo, miramos atrás y vemos que hemos
aprendido a amar, que ya no permitimos que las malas
experiencias sigan acabando con nuestra vida, hacemos frente
a los malos amores sabiendo que no podemos cambiar a las
personas, lo cual no nos importa porque lo que sí podemos
cambiar es a nosotras mismas, lo cual es incluso mejor.