Hace diecisiete años, te marchaste,
profunda soledad y tristeza nos dejaste.
Lloraron amargamente mis ojos tu ausencia,
y anhelaba día a día, en mis horas tu presencia.
Se cansó de andar tu corazón en el camino,
...ya Dios, lo tenía escrito en tu destino.
Predicaste con tu ejemplo, sin imponer mandamiento,
fuiste guía, maestro, amigo y padre perfecto.
Con nostalgia te recuerdo, padre querido,
gracias por tus consejos, por la vida y lo vivido.
Siento que tu partida, fue con antelación,
pero tu paternal recuerdo, vivirá por siempre en mi corazón.
Claudia Alhelí Castillo