Gran edad de origen brillante,
insigne por todos los tiempos,
ensalzada por gestas de acción indomable,
entre blasones del amado terruño,
con Lorelei la hija del Rin.
Historia escrita entre ondas y rocas
o el acero de los combates;
enamora y estremece al navegante,
en noches de Luna y poesía
o cuando entona el tibio Sol.

¡Oh!, Lorelei la hija del Rin,
encanta con su rubia dulzura,
los corazones más firmes,
cuando la cítara dulcifica las horas,
o las trompetas marciales
despiertan rayos del cielo.
¡Oh!, Lorelei sirena fantástica,
cuyo cariño jamás se olvida,
ni de poetas, ni de sus héroes;
¡leal hasta en los sueños!

Desde las gloriosas estancias azules,
los paladines contemplan a Lorelei,
siempre bella en lo alto del risco,
arengando no sucumbir al delirio,
y derrotar por amor al desaliento.
¡Lorelei, Lorelei, real dama del Rin!
¡Ningún miedo a la muerte traidora!
¡Ningún desertor de su corazón!

Fueron tiranos los ajenos heraldos,
que desafiaron el alma de Lorelei,
sin dominar su frente ni espada.
Lorelei ondina de los grandes ideales,
está en su fortín de atalaya,
observando a los pueblos del Rin,
¡siempre listos al heroísmo!,
¡siempre listos para el amor!

Desde lo alto, tras fronteras del Sol,
estrellas ornen igual que laureles,
las sienes augustas de Lorelei,
por su hermosura y la inspiración,
Aquí en la Tierra o el infinito,
se dejen huellas del Rin caudaloso,
y no se olviden de lo asombroso,
¡al estilo del temple teutón!

Artifice de Sueños Mars rh