La culpa es esa parte de la conciencia humana
que nos confronta y nos condena por
acciones y pensamientos.La culpa es un rasgo
inherente al ser humano que debería ser visto
como un don; sin embargo, la mayoría de nosotros
no lo ve de esa forma y en lugar de lidiar con
la culpa, intentamos silenciarla.
A pesar de todo, la culpa es la voz persistente
dentro de nosotros.
En nuestra vida experimentamos multitud de
situaciones que nos despiertan sentimientos y
emociones. Unos son de alegría y regocijo,
y estimulan la risa e incluso el llanto de emoción.
Otros son de tristeza y dolor, y nos llevan al
silencio y al desconsuelo.
Cuando aparece, si no se sabe manejar
correctamente, puede conducirnos al
bloqueo y al encierro en nosotros mismos.
Ser consciente de ello nos ayudará a superarlo y
a encauzar el juicio sobre nuestra persona
sin convertir la culpa en castigo.
Ver la culpa bajo la luz adecuada, nos permite
entender que es una válvula de seguridad para la
condición humana.
La culpa significa que hay una manera correcta e
incorrecta de hacer las cosas y que hay
estándares de lo que es bueno y de lo que
provocará sentimientos de culpa.
El “gen” de la culpa es
algo con lo que todos nacemos.
Hay señales fisicas que nos alertan como
la presión en el pecho, dolor de estómago,
de cabeza, de espalda, señales emocionales
como el nerviosismo, el desasosiego,
la agresividad, la irascibilidad y señales
mentales como el pensamientos de
autoacusaciones y
autorreproches que nos alertan
de que la culpa está siendo mal
administrada.
Cuando mayor concondancia exista en
nuestro pensar y actuar, y cuanto más lejos
se mantenga nuestro razonamiento
de absolutos, rigideces y perfeccionismos,
menos veces se nos generará el sentimiento
de culpa.
Pero sin duda, cuando somos incoherentes,
el sentimiento de culpa aparece.
En ese momento, en la medida en que
aparquemos la descalificación y el castigo,
nos liberaremos de la paralización y
mantendremos la suficiente
fluidez interna que nos llevará a abordar
nuestras faltas de coherencia como
problemas a resolver y no como losas
autodestructivas.
Podemos sacar lo positivo de la culpa si
vemos en su manisfestación una
función saludable, pues nos hace
conscientes el conflicto y, a partir de ahí,
seremos capaces de analizar las
soluciones y dar los pasos
oportunos que restablezcan nuestro
vivir coherente.
Si el sentimiento de culpa nos afecta de tal
forma que nos conduce a una situación
emocional que nos impide un análisis
claro, conviene acudir a un profesional
para que pueda ayudarnos a encontrar
las soluciones adecuadas.
Les deseo un dia maravilloso y lleno
de grandes alegrias y satisfacciones
personales.