Me da miedo quererte, por eso me conformo con dibujar tu nombre con mi miel y mis ojos, navegar en las ondas de tu cuerpo de mar.
Me da miedo llamarte. Cada palabra tuya a la distancia son tus labios que vuelan y tu celo que tiembla al ritmo de mi cuerpo.
Me da miedo la música de tus voz en el aire y perderme en el tiempo sin tiempo del temor.
Me da miedo el encuentro de tu sangre y mi sangre, no poder traducir el lenguaje distinto de tus actos que vuelan en la flor y las aves.
Sólo tu ofrenda libre me repone del miedo para vencer lo real de tu asombro desnudo que al tacto de mis manos es piel imaginada.
Manlio Argueta
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