Si fuera una pintura…
D/A
Si fuera una pintura, tendría los más bellos colores… Verde, azul, amarillo, violeta, blanco. ¡Qué
maravillosa me vería siendo una pintura!, lineada por Dalí, por
Waterhouse, Perusino y tantos otros que con sus manos hicieron obras
increíblemente hermosas. Si fuera un cuadro, una pintura querría ser un paisaje donde el más mínimo detalle se observe detenidamente por el espectador. Seguramente sería admirada y criticada por renombrados eruditos en la materia… ¿Quién
diría?… ¡Admirada y criticada!, como si siendo lo que soy no lo fuera,
no estuviese siendo observada de esta forma, sin siquiera teniendo una
pincelada en el cuerpo. ¡Si
fuera un cuadro!, “por favor, señores”, no me pongan marco, déjenme
libre, que el agua del lago corra, que las nubes se muevan y que las
hojas de los árboles bailen al compás del viento. No me pongan marco, solo dejen que los infinitos colores con los que sea pintada traspasen la tela. ¡Si fuera un cuadro!, haría que aquel ser humano parado frente a mí se tentara por entrar al lienzo, sin querer volver a salir. ¡No me pinten en abstracto!, denme forma, que se entienda la emoción y la pasión con la cual fui pintada.
¡Si
fuera una pintura!, es probable que esté en la más humilde de las
moradas como copia y en una mansión como original, pero en ambas mi
esencia sería la misma, tramitaría lo iguales sentimientos, con pequeñas
diferencias de sensaciones dependiendo de la vida del dueño...
¿DUEÑO?
¿DIJE?… No, señores, no tendría dueño, pues la pintura, el arte no pertenece a uno, es parte de todos los que habitamos esta tierra. Vagaría por el mundo mostrándome en cada uno de los rincones del planeta. Haría
alarde de mis colores para países en guerra, me pondría frente a los
bélicos para que calmen su alma y recuerden lo que es honrar la vida y
la dignidad del ser humano. Viajaría
a países pobres, donde me subastaría para que no hubiera hambre. O
quizá, tomaría a un niño de la mano, lo pondría dentro mío para que
pasee por la pradera y así que no sienta dolor alguno. ¡Por
favor Señores!, si algún día quieren convertirme en cuadro, solo les
pido que sus pinceladas tengan la suavidad de Hondler en “el lago thur” y
no los fuertes golpes de la mano de Kokoschka en su retrato”Artista
degenerado”. ¡SI FUERA UN CUADRO!… Tú, ¿qué más pondrías en él?
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