Nadie va por la vida sin heridas.
Unos más que otros.
Nuestra actitud ante ellas y cómo resistimos
es lo que marca la diferencia.
Podemos tener lastima de nosotros mismos
y dejar que la adversidad nos derrumbe...
o con coraje, seguir adelante,
determinados a enfrentar el miedo,
determinados a hacer lo mejor que podamos,
en cada batalla.
Aún cuando perdamos alguna batalla
nos levantaremos con coraje,
porque perder una batalla
no es perder la guerra.
En ocasiones sobrevivir depende de coraje,
el valor nos da esperanza...
el miedo desesperación.
La fe nos da aguante
ante la conviccion de que Dios nos cuida
y que no nos desampara
y no dejará que suframos
más de lo que podemos soportar
...y apesar de la tribulacion
encontraremos esperanza y consuelo.
Confia en Dios, no te rindas.
Tomado de la red