"Es la satisfacción de los sentidos en estado puro. Una imagen, un olor, un sabor, un sonido y una sensación pueden despertar nuestra lado más sensual.  Perdida entre la imaginación y lo real, así es la sensualidad, sutil para algunos, adictiva para otros y misteriosa y enigmática para todos. La forma de percibirla es única en cada uno de nosotros. Desde estas páginas nos enfrentamos a ella para entenderla, explorarla y descubrir nuestra sensualidad más oculta.

  "Propensión excesiva a los placeres de los sentidos." Éste es el significado de sensualidad según el diccionario de la Real Academia Española. Para Francisca Molero, sexóloga: "La sensualidad es una manera de comunicar a otra persona que te interesa utilizando códigos y mensajes corporales de atracción sexual. Esos códigos son individuales, porque cada uno tiene un concepto de la sensualidad, y van desde una mirada directa y profunda a una media sonrisa acompañada de una voz sinuosa pasando por moverse de forma armónica. Otros mensajes sensuales los enviamos a través de la vestimenta, luciendo un insinuante escote o llevando unos tacones de vértigo. También nuestra forma de relacionarnos puede ser sensual. Acercarnos a otra persona con complicidad para demostrarle que nos interesa, puede ser asimismo un comportamiento absolutamente sensual".

Sexualidad vs sensualidad

Los expertos nos recuerdan que sensualidad no es igual a sexualidad. "La sensualidad abarca la excitación y gratificación de todos los sentidos, mediante actividades y emociones sensoriales, y, en cambio, la sexualidad se refiere al deseo y satisfacción del impulso erótico-genital", explica el sexólogo Miguel Ángel Cuesto. Pero en el terreno íntimo, lo sensual está estrechamente ligado a lo sexual. Así, mientras la sexualidad se limita exclusivamente a los órganos genitales y es una respuesta instintiva que tiende a la repetición, la sensualidad abre una amplia gama de posibilidades que,  junto con el despertar de la imaginación, logran innovadores efectos en quienes saben cómo utilizarla. Una mirada sugestiva, un suspirar al oído o una caricia en el lugar adecuado pueden decir más que mil palabras. Ahí reside la magia de la sensualidad, en el juego inagotable que invita a explorar las posibilidades de los cinco sentidos, sin limitarse específicamente al acto sexual. "De hecho, si la relación carece del especto sensual, pronto se llega a la monotonía y al consecuente aburrimiento", afirma el terapeuta sexual Miguel Ángel Cueto.

Una asignatura que se aprende poco a poco

Pero, ¿cómo podemos ser sensuales? La sensualidad, lejos de ser un instinto, es algo que se aprende. Para el psicólogo y sexólogo Roberto Sanz Martín: "La sensualidad es una postura ante la vida, es una forma de relacionarnos con los demás en todos los aspectos, no necesariamente buscando un encuentro sexual. Lo interesante es que cualquier persona puede ser sensual si se lo propone, lo único que necesita es tener su autoestima alta y saber expresarse a través de los sentidos de manera asertiva. Y para poder transmitir sensualidad es fundamental estar en armonía con el interior, tener confianza en uno mismo y sentirse bien con la forma de ser". Sin embargo, hombres y mujeres expresamos sensualidad de un modo muy distinto. De hecho, siempre se ha asociado sensual a la mujer y sexual al hombre, por los roles que desempeñan a nivel social. "Sin embargo, en los últimos tiempos se ha producido un cambio de actitud, ya que la mujer, que hasta ahora encarnaba la sensualidad por ser más delicada, sutil e insinuante, está copiando el rol masculino, y en el plano íntimo está siendo más directa, dejando a un lado los juegos de seducción y sensualidad que tanto le gustan. El hombre, por su parte, expresa sensualidad  mostrando su lado más viril, galante y directo. Es importante que el hombre sepa que ser sensual no implica afeminamiento, sino que es otra  forma de conquistar a la persona deseada empleando formas menos evidentes", comenta el sexólogo Roberto Sanz.

Estadios de la sensualidad

Otra característica propia de la sensualidad es que no constituye un concepto estático, sino variable. Es decir, que cambia con el paso del tiempo al igual que las personas. "La sensualidad de un joven no es la misma que la de una persona madura. Esto es normal, ya que cuando se tienen veinte años la sensualidad puede estar condicionada por prejuicios o temores que con el paso del tiempo se irán venciendo. Frente a la sensualidad de la juventud, la de la madurez es más libre. Un adulto ha tenido más experiencias y se suele mostrar sin ataduras sociales con el fin de explorar su lado sensual", señala la sexóloga Francisca Molero.

El imperio de los sentidos

No olvidemos que la sensualidad emana a través de los sentidos, y saber cómo explotar su potencial es importante para que aflore el deseo en aquella persona que nos interesa. Para el sexólogo Miguel Ángel Cueto: "El afrodisíaco más efectivo consiste en estar con la persona que nos gusta realmente y crear entre los dos un mundo propio de caricias, fragancias, imaginación, entrega, besos y juegos compartidos que involucren todos los sentidos, incluidos los del humor y del amor. No hay fórmulas magistrales, cada pareja debe crear su propia receta para la sensualidad, el deseo, el amor y el sexo, compuesta por todos los ingredientes que les apetezcan, según el momento, y cocinarla a fuego lento para llegar al punto de ebullición". El terapeuta sexual Roberto Sanz añade: "En el sexo hay que ser un poco egoísta, para dar placer al otro a través de nuestro propio disfrute, peor no se puede ser tacaño ni con la mirada, ni con los besos, ni con las caricias, ni con las palabras, ni con los piropos, ni con la capacidad de escuchar o de interpretar las señales que emite nuestro compañero. Así, una velada sensual puede empezar con una copa de buen vino, una música inspiradora, unas miradas sugerentes, unas sonrisas cómplices y una buena conversación, el resto se deja para la imaginación y la espontaneidad". Pero cuidado, no hay nada peor para matar la sensualidad que "los miedos y los disfraces, es decir, intentar ser alguien que no eres, porque siempre se acaba notando una actitud forzada y rígida", concluye el experto Sanz.

VIRGINA MADRID