“Chávez devolvió la dignidad a los excluidos”
Segio Ferrari 8 mar 2013
Walter Suter concluyó su larga carrera diplomática, desempeñándose como embajador suizo en Venezuela entre el 2003 y el 2007. Participó en varias misiones de observación electoral de la Unión Europea en ese país sudamericano. Y coordinó en octubre pasado la misión de parlamentarios suizos que acompañaron los comicios generales. Entrevista.
P: ¿Cuál es su evaluación sobre el legado del comandante Chávez?
Walter Suter: El hoy fallecido presidente Chávez comenzó a utilizar los fondos obtenidos por la venta del petróleo, muy abundante en Venezuela, para combatir la pobreza. Y los resultados están a la vista: en los últimos 10 años, según datos de las Naciones Unidas, la pobreza se redujo del 50 % al 28 %. Todo un récord para el continente. La salud pública, la educación y la vivienda fueron integrados como tres de los ejes principales de su gestión. En 2005, como producto de la campaña nacional de alfabetización, se logró alfabetizar 1 millón y medios de personas, lo que llevó a que la UNESCOdeclarara a Venezuela como “territorio libre de analfabetismo”.
Motorizando así un gran esfuerzo para cumplir con los objetivos onusianos del milenio de reducir la miseria. A pesar de todo, la situación económica no es actualmente fácil. Y no se pueden negar los altos índices de inflación. Es casi una contrapartida a los programas sociales en marcha. El Gobierno está consciente de esta realidad y medidas de corrección – y de desarrollo productivo- fueron parte del programa presentado para los comicios generales del año pasado.
En dos palabras: Chávez le devolvió la esperanza, la autoestima y un sentido real de ciudadanía a una gran parte de la población hasta entonces excluida y marginada. Ese fue el logro principal. Con el correspondiente reconocimiento de amplios sectores sociales que lo expresaron una y otra vez en las urnas. Chávez ganó 14 de los 15 comicios que se convocaron durante su gestión. Promoviendo un nuevo concepto de democracia participativa, expresada en los Consejo Populares. Existen miles de ellos. Y son espacios reales de participación popular.
P: Su reflexión conduce a una pregunta no menos importante: ¿piensa que esta dinámica participativa y de transformaciones institucionales se podrán mantener en el futuro sin la presencia del estratega Chávez?
Walter Suter: Estoy convencido que la gente, los beneficiados de esta década, no van a dejar arrebatarse estos logros. Millones de venezolanos dejaron de ser objetos para ser sujetos históricos, lo que implica un cambio central del paradigma del poder en ese país sudamericano.
Y pienso que hay mecanismos institucionales sólidos que expresan esta nueva democracia a la venezolana. No solo contar con uno de los mejores sistemas electorales del mundo –como lo pudimos comprobar una vez más en las elecciones de octubre pasado. Pero también existe un parlamento que fue electo en 2010 y que continuará todavía 3 años, más donde las fuerzas progresistas bolivarianas cuentan con la mayoría simple. Por otra parte, las fuerzas armadas han reiterado en las últimas horas el apoyo incondicional a este proceso transformador promovido por Chávez y que debe ser continuado ahora por el equipo gobernante. Diría que el cambio institucional en marcha en Venezuela es sólido y está blindado. Aun al margen de los resultados que puedan traer las próximas elecciones de donde saldrá el nuevo presidente. Blindado institucionalmente, blindado por la mayoría bolivariana en el parlamento, y blindado por la nueva conciencia y participación ciudadana que el chavismo ha promovido en esta nueva etapa.
P: ¿Y la política internacional de Chávez?
Walter Suter: Expresó hacia afuera, en Latinoamérica, los valores de unidad, participación y solidaridad que fueron rectores en su política interna. Chávez estuvo a la base de la constitución del Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA). Fue un promotor convencido de UNASUR. Y, en la última etapa, fue uno de los padres ideológicos de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que reúne a más de treinta naciones del continente, implica casi 600 millones de habitantes e integra no menos de 20 millones de kilómetros cuadrados de superficie.
En su concepción, la unidad latinoamericana y la integración de las naciones del continente, sin exclusión de concepciones ideológicas de sus gobiernos, fue un eje clave. A tal punto que incluso los gobernantes de derecha del continente reconocen su labor integradora. Reconocimiento moral que se expresa, por ejemplo, en que Venezuela haya sido invitada por las partes en conflicto a acompañar el diálogo en marcha para la construcción de la paz en Colombia.
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