EL UTIL, HONESTO Y SENCILLO VESPASIANO
CecIlia Ruiz de Ríos
"Asqueroso y corrupto como emperador romano," fue como calificó un alumno mío a un candidato a cargo público, pero a pesar de que la mayor parte de los mandamases romanos bien cabían en esa descripción, hubo uno que fue sensato, trabajador y muy honesto: Vespasiano.
Había nacido en el seno de una familia muy humilde a mediados de octubre del año 10 de la era cristiana, en una aldea sabina cerca de Reata. Su madre era una sencilla ama de casa y su padre un hombre dedicado por completo al trabajo, y desde chiquito le enseñaron a ser honesto y a nunca avergonzarse de sus modestísimos orígenes. Vespasiano pronto aprendió a leer y escribir mientras aprendía sobre cultivos y manejo de ganado. Buscando entrenamiento como soldado, poco a poco el joven de amplia musculatura fue involucrándose en la política. Por eso, cuando Nerón se suicidó lamentándose que el mundo perdía a su mejor showman, Vespasiano llegó como un cambio refrescante después de que tres emperadores estuvieron en el taburete real tras la muerte del asqueroso Nerón. Vespasiano había criticado para sus adentros a Servio Sulpicio Galba-quien tomó el trono en junio del 68-fue brevísimo tras apretar el cinturón de los gastos públicos, ya que unos guardias le cercenaron la cabeza para llevarse a su sucesor, Marco Otho. Este tal Marco duró solo 95 días antes de autoeliminarse y fue sucedido por el hartón más grande de la historia, Vitellio. Vitellio le había dado asco a Vespasiano ya que este gordinflón pasó devorando banquetes todo el tiempo que estuvo en el trono hasta que su final aparatoso llegó, siendo arrastrado semidesnudo con una soga al cuello, untado de estiércol, torturado sin prisa y finalmente asesinado en diciembre del 69.El cuerpo fue llevado arrastrado por las calles colgando de un garfio y luego echado a contaminar las aguas del Tíber.
Es lógico que tras el desorden de esos tres emperadores, la forma de actuar de Vespasiano debía ser muy cautelosa. Tomó como modelo al gran Augusto. Hizo las paces con el ultrajado senado, reorganizó el ejército, limitó el poder de la Guardia Pretoriana y estableció la paz. Vespasiano le prohibió a su esposa que hiciera alarde de lujos, y él mismo nunca se permitió olvidar su origen humilde. Cuando unos cepillos dizque genealogistas quisieron adjudicarle a Hércules como ancestro, se rió en la cara de ellos y coronó la despedida en desgracia de los seudosabios lanzándose un fly. Siempre le dio por volver a su terruño, a veces de incógnito para poder pasear y hablar tranquilo con su pueblo. Nunca se permitió un momento de pereza, se levantaba a las 4 de la madrugada y muchas veces llegaba a medianoche estudiando proyectos de leyes y documentos estatales. Nunca aprendió a comer manjares de lujo, y seguía gustando de los guisos sencillos y ensaladas que comía cuando era apenas un humilde ciudadano. Vespasiano en una ocasión revocó el nombramiento de un hombre para un alto cargo cuando el susodicho se presentó en su oficina más perfumado que una meretriz parisina. "Hubiera preferido sentirte olor a ajo, obviamente te gusta mucho el lujo y me das miedo," le dijo el fortachón Vespasiano, quien a los 60 años ya estaba tan pelón como el Patrono de la Bolsa. Vespasianoaceptaba las críticas del pueblo con ecuanimidad y si cometía un error lo reconocía inmediatamente. Solamente en una ocasión perdió la paciencia cuando Helvidio Prisco , al ser restaurado al senado después de un largo exilio al que lo había mandado el nefasto Nerón, exigió la restauración de la república y habló pestes de Vespasiano. Vespasiano le pidió que no fuera al senado si iba a continuar de malhablado, pero Helvidio continuó yendo y echando sapos y culebras en contra de Vespasiano. Vespasiano entonces lo corrió y manchó su ecuánime reino al hacerle ejecutar. Tras esa acción, Vespasiano se vio atormentado por el remordimiento, y se colmó de paciencia para aguantar a los opositores.
Para remozar el senado, Vespasiano trajo a distinguidas familias de buena moralidad a Roma para trabajar ahí. Se las ingenió para conseguir dinero para rellenar las arcas de erario, pero él nunca metió una mano pachona en la bolsa del pueblo. Cuando Vespasiano colocó impuestos sobre el uso de los urinarios públicos, su atildado hijo Tito protestó diciendo que era una vulgaridad. Vespasiano, sin pelos en la lengua, frotó en la naricita de su muchacho una moneda de dichos impuestos y le preguntó si apestaba a meadas. Vespasiano vendió palacetes, terrenos y edificios para hacer llegar los reales, y la vieja aristocracia, endemoniada por las acciones de este ex campesino, lo llamaron vejete pinche. Vespasiano además estableció el primer sistema de educación estatal, ordenando que los maestros más calificados en retórica, literatura griega y romana fueran BIEN PAGADOS de fondos públicos y tras 20 años de servicio fueran pensionados, una medida que los teachers agradeceríamos hoy en día de quien quiera comerse nuestro voto.
Vespasiano como padre fue el paradigma de la mano de hierro con guante de seda, y muchas veces le tocó sopapear a sus rebeldes hijos. Tito era muy culto pero tenía manía por el sexo, por lo cual fue fácil que la audaz y sensual princesa judía Berenice le exigiera matrimonio. Tomando en cuenta Vespasiano que él mismo vivía en concubinato con una mujer (Caenis) tras la muerte de la mamá de los muchachos sin tener que casarse, le prohibió al enamorado Tito que se casara con Berenice, quien según él "ya había entregado gratis las prendas naturales por las cuales uno paga con boda."Tras la muerte de la bella Caenis, el siempre vigoroso Vespasiano tuvo todo un rosario de concubinas, todas chavalonas porque aún siendo viejo le gustaba el pipián tierno. Cuando Vespasiano sintió que ya estaba presto a morir, estableció el lío de la sucesión. Nombró a Tito su heredero y procedió a asociarlo al trono para que Tito aprendiera a gobernar.
Para el año 79, Vespasiano visitó de nuevo su natal Reata. Estando ahí bebió en cantidades navegables de las aguas purgantes del lago Cutilia, pero el remedio le hizo mal y se soltó en una galopante currutaca. Lo metieron a su cama y aunque enfermo, seguía recibiendo funcionarios y embajadores. Siempre dotado de buen humor, aceptó su deceso inminente diciendo a su hijo,"Tengo la ligera sospecha que me estoy convirtiendo en un dios." Desmayándose y bañados los pies en su propio excremento, se puso de pie comentando, "Un emperador debe morir de pie.". Murió a los 69 años, dejando tras de sí el recuerdo de un hombre sensato, accesible, útil, afanoso de servirle al pueblo en cualquier ocasión, y sobre todo tan probo y honesto que en Nicaragua quisiéramos que fuera él uno de los candidatos para la presidencia.
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