Opinión / David Servan-Schreiber
La vida en risa
Los beneficios de la risa en nuestro estado de ánimo son evidentes. Tan positivos son sus efectos que incluso puede ayudarnos a rozar la felicidad. También tiene consecuencias sobre nuestra salud, sólo hace falta dedicarse unas carcajadas.
Jerry Seinfeld es un gran humorista neoyorquino. Cuenta de que, cuando pequeño, acompañaba a su padre, que vendía luces de neón por los almacenes y tiendas de la zona en la que vivían. Su padre adoraba las historias divertidas y siempre les contaba una a sus clientes potenciales. A menudo, volviendo a casa, su padre le decía: “A éste no le hemos vendido nada, pero nos hemos reído. Ves, ésta es la belleza de mi trabajo: ¡allí donde voy, me río!”.
La risa es una luz que ilumina nuestra cotidianidad. Si esta luz brillante ha alumbrado suficientemente nuestra jornada, cuando vamos a dormir experimentamos una dulce sensación de bienestar. La risa es un imán. Ya en el jardín de infancia anos acercábamos a los niños que parecían divertirse más (¡un niño de cinco años tiene entre 20 y 100 carcajadas por día!). En la facultad preferíamos los desayunos con los compañeros que nos hacía reír.
La risa estrecha lazos. Woody Allen, en un anuncio publicitario de los años ochenta, decía: “La seducción es en un 1% mi perfume y un 99% el humor”.
La risa es contagiosa e incontrolable. Como los bostezos, pero mucho más divertidos. Sólo hace falta ver o escuchar a alguien reír a carcajadas para empezar a notar un cosquilleo en el abdomen que contrae el diafragma y toma el control de nuestra respiración, de nuestra voz y de los músculos de la cara. Es una sensación de placer, como cuando hacemos el amor. Sentir que nuestro ser se abandona a un estado de ligereza, de energía, de alegría. Es así de simple y satisfactorio.
En cuanto a los efectos de la risa en nuestro organismo, podemos comprobar que cada episodio de risa nos ayuda a mejorar la circulación de la sangre, la tensión arterial disminuye, las arterias del corazón facilitan el paso de la sangre y el oxígeno, las ramificaciones del sistema nervioso se reequilibran, las células inmunitarias son más activas contra los virus.
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