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Ahora como nunca necesito tu mano.
del viaje de la ausencia.
que todos mis caminos reconocen tu paso.
Un incendio de fieras ha estallado en mis sienes,
hay en mi pecho fiesta de garras y de dientes.
Los ecos invalidan el grito calcinado
y huracanes de lumbre clausuran el espacio.
No te hablo de aquel sueño que proyectó el espejo,
ni de aquella promesa de sal crucificada;
aéreo paraíso de tu anhelo
que sustenta mi llanto congelado.
Son oscuras canciones perdidas en tu canto,
son mis ojos mirando sin mirada.
He perdido el contorno de mis ángeles,
No encuentro ese poema que le escribí a la vida
con sonrisas, con pájaros, con jardines que cantan.
a reconstruir la imagen depurada;
levántala en tus brazos, hazla toda de piedra
dura y fuerte y palpable como muralla.
Recuérdame en la hora del silencio.
Encuéntrame en el fresco sabor de las naranjas.
Olvida que tu fiebre alucinada
naufragó en la razón del equilibrio.
Desgarra los tejidos de la angustia
de nuestro inexorable itinerario.
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