tomar las riendas de mi vida
TRABAJO, FAMILIA Y DESARROLLO PERSONAL
Tres mundos
y una vida
-1ª Parte-
Nunca antes hemos tenido tantas opciones y tanta libertad como ahora. Sin embargo, en lugar de poder hacer más cosas que nos satisfagan y nos realicen, nos sentimos asfixiados y sin tiempo para nada. ¿Conciliar es posible? Respuestas.
Concíliate contigo mismo
Para aprender a conciliar, el primer paso es tener una actitud personal de acuerdo con nuestra realidad y forma de ser. Para ello, debemos pararnos a pensar y respondernos dos preguntas:
* ¿Soy consecuente con mi carácter? Hay tantas forma de conciliar como individuos. Los reflexivos no son iguales que los impulsivos, ni los introvertidos que los extrovertidos: "No hay una técnica universal. Por eso, para conciliar es importante conocerse y asumirse", explica Muiño. Es posible que sintamos molestar por estar imponiéndonos una forma de conciliación que se no corresponde con nuestro carácter.
* ¿Tengo expectativas realistas? El "yo ideal" (la persona que nos gustaría ser) debe estar un poco por encima del "yo real" (la persona que somos). De otro modo, los objetivos pueden desmotivar por ser muy bajos o frustrar por ser inalcanzables. Para saber hasta qué punto nuestras expectativas son realistas Muiño aconseja hacer una lista de objetivos y analizarla hasta borrar de ella los objetivos poco realistas (por ejemplo, "conseguir que todo me salga bien" es imposible) y aquellos que respondan a las expectativas de los demás ("dedicar tiempo a tener la casa perfecta", porque es prioridad de las personas con las que convivimos). Como señala, "la mejor conciliación entre vida laboral, familiar y privada se da en personas que tienen metas realistas e intentan ser fieles a su propia escala de valores; la peor, en aquellos que buscan utopías porque intentan responder a las expectativas de los demás".
Organiza tu plan
Conseguir que la vida laboral, personal o familiar no se invandan entre sí es cuestión de organización. "Nunca hay un control absoluto, pero si tratamos de distribuir el tiempo según nuestros deseos y necesidades, generaremos una tendencia que nos hará sentirnos mejor", explica Luis Muiño. Para determinar cuál es nuestro ritmo, podemos hacer un diario con lo que hacemos y el tiempo que le dedicamos. Tras una semana, analicemos lo apuntado para determinar con qué estamos de acuerdo y qué nos gustaría cambiar teniendo en cuenta las expectativas. Después de saber lo que queremos y en qué nos equivocamos, Muiño propone algunas herramientas para ser asertivo:
* Banco de niebla: Se trata de diluir y quitar importancia a los reproches que alguien utiliza para no escuchar nuestras demandas. Funciona muy bien en personas que responden a las críticas con críticas y a las preguntas con preguntas.
* Disco rayado: Consiste en repetir una misma idea cuando estamos negociando con alguien que nos intenta confundir o nos lleva la contraria. Es una técnica defensiva y no de ataque, al practicarla debemos permanecer tranquilos.
* Preguntas socráticas: Se emplea para conseguir que el otro se autoconvenza de que no tiene razón. Consiste en hacerle preguntas para que se dé cuenta, al contestsarlas, de que está equivocado. "El ser humano es muy adaptativo. Los cambios no son difíciles, pero si lentos", afirma. Cuando una persona no cambia, es porque no quiere, está cómodo en sus rutinas, no está dispuesto a esforzarse o no tiene ánimo para modificar los cosas. Para mejorar la situación debemos, además de actuar de forma asertiva, procurar ser constante, adaptativos y positivos. Establecer fechas para conseguir nuestros fines puede ser un poderoso estímulo: "Si no hay plazos, no suele haber voluntad de cambio", concluye.
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