Las cuatro eses del enamorado
Modismo
Las cuatro eses del enamorado es un tema habitual en la poesía galante y barroca de nuestro Siglo de Oro. La mayoría de los poetas lo usan, desde Lope de Vega a Cervantes.
No obstante, creo que este juego se inició en Italia, puesto que el texto más antiguo que yo conozco que habla de ello es un libro publicado en 1536 en Roma, titulado Opera nova en la cuale contiene la Deici Tavole de proverbi... En este libro anónimo, las cuatro eses del enamorado vienen en esta forma: "Quatro eses vuol Amor: Savio, Solo, Sollicito, Secreto".
De una manera más o menos cronológica, diremos que Cervantes, en la primera parte del Don Quijote, en su novela "El curioso impertinente" y en boca de una italiana, dice:"Y que no sólo tiene las cuatro eses que dicen que han de tener los enamorados, sino un abecé entero".
Luego, Lope de Vega, en la jornada primera de la Adversa Fortuna de Don Bernardo de Cabrera, pone en boca de uno de sus personajes, la hermosa Violante, los siguientes versos:
Dijo una sabia mujer
que en el marido ha de haber
cuatro ces, si bien me acuerdo,
casero, callado y cuerdo,
y continente ha de ser.
Y en el amante perfecto
que a su dama no hace agravio
cuatro eses, que es, secreto,
solo, solícito y sabio.
El valenciano don Guillén de Castro vuelva al tema en las "Redondillas o coplas reales a las cuatro eses", publicado en el célebre Cancionero de la Academia de los Nocturnos de Valencia. Estas redondillas empieza así:
Mil venturas le prometo
al galán que mueva el labio
para cualquier dulce efeto
solo, solícito y sabio
y con fama de secreto.
Calderón de la Barca, por su parte, en la jornada tercera de su obra Ni amor se libra de amor, insiste también en las cuatro eses, después de un diálogo entre Psiquis y Cupido:
Cuatro eses ha de tener
amor para ser perfecto:
sabio, solo, solícito y secreto.
Barahona de Soto, en la primera parte de Las lágrimas de Angélica, canto cuarto, es quien lo explica con más retórica:
Ciego ha de ser el fiel enamorado:
no se dice en su ley que sea discreto;
de cuatro eses dice que está armado:
sabio, solo, solícito y secreto.
Sabio en servir y nunca descuidado,
solo, en amar y a otra alma no sujeto,
solícito en buscar sus desengaños,
secreto en sus amores y en sus daños.
Existe una variante, que recoge Francisco Rodríguez Marín en su prólogo al libroMás de veintiún mil refranes castellanos que, manteniendo las cuatro eses, añade las tres efes del celoso. Dice así:
Cuatro eses componen
amor perfecto: ser solícito, sabio
solo y secreto:
quien celos tiene
de fiero, flaco y fácil
tiene las efes.
Néstor Luján Cuento de cuentos
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