Levántate, sembrador. Es la hora de que comiences la tarea. Prende la luz de tu espíritu. Enciende el fuego de tu corazón. Avanza firme y serenamente en tu camino.
Tus bueyes son el amor y la justicia y tu cuchilla la verdad. Tu mano reproduzca el movimiento de tu corazón. Tu tarea es hacer el bien; ir adelante hasta llegar a Dios.
Siembra, como Él te dijo, la Palabra del bien y del amor. Llegará el día en que tu siembra se levante como una bendición sobre la tierra.
Defiende a los que no pueden defenderse; di las verdadesque no están de manifiesto.
Compadécete del que te hizo daño y sufre la tortura del arrepentimiento; perdónalo y olvida el daño que te hizo.
El odio pasa de un individuo a otro, de una generación a otra, hasta que el perdón lo ataja y lo aniquila. Devolver bien por mal es el mejornegocio.
Ser hoymejor que ayer y mañana mejor que hoy: este es el gran objeto de la vida. Ayuda a los que en las tinieblas se debaten; ablanda con tu voz sus corazones; que tu amor se derrame y que no sepas dónde. Que tus esperanzas partan cada día como enjambre de abejas.
¡Toda palabra de fellene el vacío de la duda!
Que el bien salga de ti con tu palabra. Ponla en los tristes, en los descontentos y en los que sufren.
Purifica tus oídos para escuchar a Dios, tus ojos para verlo, tus manospara aliviar a los que te necesitan, tu lengua para repetir sus enseñanzas.
Él pondrá en tu corazón todo el valor que hace falta para cumplir tu destino.
Oye su voz que baja desde el cielo y sube de lo hondo. Llénate de su palabra, y no escuches nada más. El vientopasará sobre tu siembra y la arrebatará; mas tú, vuelve a sembrar y no te aflijas.