Junto al Fuego
por Ramón de Almagro
El nieto y el abuelo se han quedado solos en la sala, el viejo toma entre sus manos una de las manitas del niño y éste aprovecha esa muestra de debilidad para pedir como siempre:
- Recítame abuelo, recítame uno de tus poemas.
- Ya te he dicho que no son míos, le contesta el viejo.
- Si que son tuyos, los tienes tú, están en tu cabeza, si yo tengo algo es mío - insiste el pequeño.
- Es distinto, un poema es del autor, del que lo escribió y los poemas que yo te recito no son míos, son versos que aprendí de memoria siendo chico en mis libros de lectura del primario, los guardé en el corazón y me han acompañado toda la vida, bueno ¿cuál quieres escuchar hoy? - finaliza el viejo con una sonrisa.
- El de la rosa - responde el nieto.
- El de la rosa es de José Martí un gran patriota y poeta cubano, se llama "La Rosa Blanca", dice así:
- "Cultivo una rosa blanca
en Julio como en Enero
para el amigo sincero..."
El viejo nota cuanta atención hay en la mirada del nieto y piensa, este chaval va a ser como yo, un poeta, y seguramente como yo, un poeta frustrado, con versos escondidos por los cajones, pero es tan hermoso que el nieto se nos parezca y termina el recitado:
- "cardo ni ortiga cultivo
cultivo la rosa blanca."
El pequeño lleno de entusiasmo grita:
- Otro, otro.
El viejo, siempre dispuesto pregunta
- ¿Cuál?
- El del pirata - grita el niño.
- El del pirata, como tú dices, se llama "La canción del Pirata" y es de Espronceda un español extraordinario, nació en Badajoz ¿Te acuerdas de Badajoz? bueno comienza así:
- "Con diez cañones por banda
viento en popa a toda vela
no corta el mar si no vuela
un velero bergantín..."
Brilla el entusiasmo en los ojos del chiquillo y el abuelo piensa, "Los poetas oscuros los que nunca triunfaremos, también hacen falta, acaso ¿No somos nosotros los que damos más brillo a los elegidos?", una sonrisa recorre su rostro, mientras prosigue:
- "...que es mi barco mi tesoro... mi única patria la mar"
Terminado el poema, mientras el nieto agradecido acaricia las arrugadas manos, el viejo poeta siente de pronto un chispazo de inspiración, no es un poema, es sólo un pensamiento pero corre y lo anota en su libreta, dice así:
"Aprende un buen poema y lo disfrutaras toda tu vida. Enséñaselo a tus hijos para que nunca se sientan solos. Enséñaselo a tus nietos para que siempre te recuerden."