Porcia Catonis
Porcia Catonis, también conocida simplemente como Porcia (70 a.C. – junio del 43 a.C. u octubre del 42 a.C, ) fue una mujer romana que vivió en el siglo I a.C. Era la hija de Marco Porcio Catón Uticencis y de su primera esposa Atilia. Es más conocida por ser la segunda esposa de Marco Junio Bruto, el más famoso de los asesinos de Julio César, y también por su famoso suicidio al ingerir ascuas ardientes.
Mucho se sabe de la niñez de Porcia. Era conocida por tener una naturaleza cariñosa, adicta a la filosofía y llena de coraje. Cuando aún era muy joven, su padre se divorció de su madre Atilia por adulterio (supuestamente, con Julio César). Se casó primero con Marco Calpurnio Bíbulo que era el aliado político de su padre. Con él pudo haber tenido un hijo, Lucio Calpurnio Bíbulo, aunque algunos historiadores creen que ella era demasiado joven para haber podido ser su madre y que en realidad se trataba de su hijastro de un matrimonio anterior de Bíbulo.
Algunos años después, Quinto Hortensio, un anciano conocido por sus habilidades retóricas, pidió la mano de Porcia en matrimonio. Sin embargo, Bíbulo, que estaba encaprichado con su esposa, era reacio a dejarla marchar. Catón consideraba casar a Porcia con Hortensio para tener un heredero y entonces devolvérsela a Bíbulo una vez que hubiese dado a luz. El argumento era que iba contra la ley natural tener a una mujer con la belleza y la juventud de Porcia para engendrar niños para sus aliados, pero era poco viable para ella engendrar de más. Sin embargo, Bíbulo rehusó divorciarse de ella. Sin embargo, Catón dio el paso inesperado de divorciarse de su propia mujer, Marcia, la madrastra de Porcia y dársela a Hortensio; él se volvió a casar con ella tras la muerte de Hortensio.
Bíbulo se alió con Cneo Pompeyo Magno contra Julio César, dirigiendo la flota en el Mar Adriático. Él capturó la flota de César, dejando a éste varado en el Épiro, aunque ésta era una flota pequeña y César logró vencer a Pompeyo en la batalla de Farsalia. Bíbulo murió en 48 a.C. tras la derrota de Pompeyo. En 46 a.C. Catón se suicidó tras su derrota en la batalla de Tapso mientras Marco Catón, el hermano de Porcia, fue perdonado por César y devuelto a Roma.
Matrimonio con Bruto . Tras la muerte de su padre, en junio de 45 a. C. Marco Junio Bruto, que era su primo carnal, se divorció de su esposa Claudia Pulcra y volvió a casarse con Porcia cuando aún era muy joven. [] El matrimonio fue un escándalo ya que Bruto había estado casado con Claudia durante muchos años y ella era muy popular. El divorcio no fue bien recibido por algunos, incluyendo a la madre de Bruto, Servilia Cepionis, la cual parecía estar celosa del cariño de Bruto hacia Porcia. Pero Porcia fue favorecida por el partido Pompeyano, por lo que el matrimonio fue aceptado por los seguidores de Pompeyo y Catón. No obstante, parece ser que Porcia estaba profundamente enamorada de Bruto y le fue completamente devota. Ella resolvió no inmiscuirse en los secretos de Bruto antes de ponerse a prueba a sí misma mediante un desafío a su resistencia al dolor. Ella y Bruto tuvieron un hijo, pero falleció en la infancia en 43 a. C.
Influido por el hecho de que era sobrino de Catón y marido de Porcia, Bruto decidió atacar a César en 44 a.C. Bruto hizo a Porcia su confidente en el complot para asesinar a César, y algunos creen que ella era la única mujer al tanto de la conspiración. Algunos historiadores creen que Porcia podría haber estado involucrada en la conspiración. Se dice que se encontró con Bruto cuando éste estaba reflexionando sobre qué hacer con César y le preguntó qué es lo que ocurría. Cuando él no respondió, ella sospechó que Bruto desconfiaba de ella por ser una mujer, por miedo a que ella revelara algo, incluso no estando dispuesta pero sometida a tortura. Para ponerse a sí misma a prueba ante él, ella se infligió en secreto una herida sobre su propio muslo con el cuchillo de un barbero, para ver si podría resistir el dolor. Como consecuencia de la herida, ella sufrió de grandes dolores, fiebre y escalofríos. y Bruto se preocupó. Tan pronto como ella se sobrepuso al dolor se volvió a Bruto y le dijo:
Tú, mi esposo, aunque confiaste en que mi espíritu no te traicionaría, no obstante desconfiaste de mi cuerpo, y tus sentimientos no fueron más que humanos. Pero yo comprendí que mi cuerpo puede guardar silencio... Por tanto no temas, y dime todo lo que ocultas de mí, porque ni el fuego, ni el látigo, ni los dioses me podrán forzar a decir una palabra; no nací hasta ese punto mujer. Por ello, si aún desconfías de mí, es mejor para mí morir que vivir; de lo contrario no permitas que nadie piense más en mí como la hija de Catón o como tu esposa.
Bruto, fascinado al ver la herida profunda en su muslo y tras oír esto, no volvió a ocultarle nada, pero se sintió fortalecido y le relató a ella todo el complot. Elevando las manos por encima de ella, se dice que rezó para que tuviera éxito en su empresa y así se mostró a sí mismo como un marido respetable para Porcia. En el día del asesinato de César, Porcia se encontraba extremadamente turbada con ansiedad y envió mensajeros al senado para comprobar que Bruto seguía vivo. Ella se forzó a sí misma hasta el punto de la extenuación, y sus criadas se temieron que ella estuviera muriéndose.
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