Estoy decidido
y tengo la resistencia para hacer lo que debo hacer.
Aunque de vez en cuando enfrente retos,
no permito que las situaciones me abrumen.
Recuerdo que dondequiera que esté, Dios está y siempre estará.
Un niño que aprende a caminar se caerá de vez en cuando,
pero también se parará e intentará de nuevo.
El niño se hace más fuerte y estable con cada intento,
y a la larga camina sin esfuerzo.
Como ese niño, yo tengo una determinación interna.
Si tropiezo,
aprendo y crezco espiritualmente de cualquier error o mal paso aparente.
Tengo la fortaleza interna de recuperarme de cualquier reto.
Al saber esto,
avanzó durante el día con confianza y flexibilidad.
Tengo la resolución interna y la sabiduría
para hacer lo que debo hacer.
Manténganse despiertos y firmes en la fe.
Tengan mucho valor y firmeza.
—1 Corintios 16:13
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