Según el Diccionario de la Real Academia Española, significa “hacer una cosa con desbaratamiento, sin orden ni concierto” Es frase muy antigua, que se encuentra ya enDon Quijote en los versos truncos, de cabo roto, que dirige Urganda la Desconocida, en la parte poética preliminar de la novela. Por cierto que entonces Cervantes, jugando con el vocablo, emplea esta segunda imagen no sólo como expresión adverbial sino en su simple sentido, llamando tontas y locas a las doncellas que se entretenían en vanas locuras.
Algo parecido pasa con la historieta atribuida al dramaturgo contemporáneo Jacinto Benavente, a quien, habiéndole propuesto unas damas que pronunciara una conferencia en un club femenino, allá por los años veinte de nuestro siglo, contestó que no le gustaba improvisar, hablar “a tontas y a locas”, jugando con el sentido literal y el sentido adverbial del vocablo.
Sin embargo, hemos de añadir que esta anécdota, como tantas otras, ha sido atribuida a Jacinto Benavente un tanto a la ligera. Aunque es posible que se expresara tan sarcásticamente, es seguro que la frase no era suya. Efectivamente, el licenciado Juan de Robles en su primera parte de El culto sevillano, obra del siglo XVII, escribe, refiriéndose al fraile agustino fray Juan Farfán: “Convidáronle ciertas monjas para predicarles un sermón grave, dándole poco lugar de estudiar. Subióse al púlpito y escusóse de ello y remató la escusa diciendo: "Pero al fin, hoy predicaremos a tontas y a locas, como pudiéramos"”.
Éste debió de ser un chascarrillo bastante vulgar en los postreros años del siglo XVI puesto que se registraba también en los Diálogos de apacible entretenimiento de Gaspar Lucas Hidalgo (Barcelona, 1605). Y asimismo en Luis Quiñones de Benavente, en el siglo XVII, pues el personaje Cosme dice en su Entremés del soldado:
De aquestas palabras pocas
no os agraviéis, damas, no;
que ya se sabe que yo
lo digo a tontas y a locas.
Néstor Luján Cuento de cuentos